Capitulo 31:

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--Supongo que ahora lamentarás haberte dado de baja de Adivinación, ¿verdad, Hermione?-- comentó Parvati con una sonrisita de suficiencia.

Era la hora del desayuno, dos días después del despido de la profesora Trelawney, y Parvati se estaba rizando las pestañas con la varita y examinaba el resultado en la parte de atrás de una cuchara. Aquella mañana iban a tener la primera clase con Firenze.

--Pues no, la verdad-- contestó Hermione con indiferencia mientras leía El Profeta --Nunca me han gustado los caballos--

Pasó la página del periódico y echó un vistazo a las columnas.

--¡No es un caballo, es un centauro!-- exclamó Lavender, indignada.

--Un centauro precioso, por cierto-- añadió Parvati.

Eso sonó tan zoofílico, pensó Ginny, frunciendo el ceño.

--Ya, pero sigue teniendo cuatro patas-- comentó Hermione fríamente --Además, ¿ustedes dos no estaban tan disgustadas porque habían despedido a la profesora Trelawney?--

--¡Y lo estamos!-- le aseguró Lavender --Fuimos a verla a su despacho y le llevamos un ramo de narcisos, y no eran de esos que graznan de la profesora Sprout, sino unos muy bonitos--

--¿Cómo está?-- preguntó Harry.

--No muy bien, pobrecilla-- respondió Lavender con compasión --Se puso a llorar y dijo que prefería marcharse para siempre del castillo a permanecer bajo el mismo techo que Dolores Umbridge, y no me extraña, porque la profesora Umbridge ha sido muy cruel con ella, ¿no les parece?--

--Tengo la sospecha de que la profesora Umbridge no ha hecho más que empezar a ser cruel-- dijo Hermione misteriosamente.

--Imposible-- terció Ron, que se estaba zampando un gran plato de huevos con beicon --No puede volverse peor de lo que es--

--Ya verás, intentará vengarse de Dumbledore por haber nombrado a un nuevo profesor sin consultarlo con ella-- sentenció Hermione mientras cerraba el periódico --Y más aún tratándose de un semihumano. ¿Se fijaron en la cara que puso al ver a Firenze?--

Después de desayunar, Hermione fue a su clase de Aritmancia, y Harry, Ginny y Ron siguieron a Parvati y Lavender al vestíbulo, pues tenían clase de Adivinación.

--¿No hemos de subir a la torre norte?-- preguntó Ron, desconcertado, al ver que Parvati no subía por la escalera de mármol.

La chica lo miró desdeñosamente por encima del hombro.

--¿Cómo quieres que Firenze suba por esa escalerilla? Ahora las clases de Adivinación se imparten en el aula once. Ayer pusieron una nota en el tablón de anuncios--

El aula once estaba en la planta baja, en el pasillo que salía del vestíbulo, al otro lado del Gran Comedor. Ginny sabía que era una de las aulas que no se utilizaban con regularidad, y que por eso en ella reinaba cierto aspecto de descuido, como en un trastero o en un almacén. Por ese motivo, cuando entró detrás de Ron y Harry y se encontró en medio del claro de un bosque, se quedó momentáneamente atónita.

--¿Qué demonios...?--

El suelo del aula estaba cubierto de musgo y en él crecían árboles; las frondosas ramas se abrían en abanico hacia el techo y las ventanas, y la habitación estaba llena de sesgados haces de una débil luz verde salpicada de sombras. Los alumnos que ya habían llegado al aula estaban sentados en el suelo, apoyaban la espalda en los troncos de los árboles o en piedras, y se abrazaban las rodillas o tenían los brazos cruzados firmemente sobre el pecho. Todos parecían muy nerviosos. En medio del claro, donde no había árboles, estaba Firenze.

Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora