Capitulo 36:

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Apenas Ginny y Harry despertaron de su sorpresa, salieron corriendo del Gran Comedor, sin siquiera esperar las órdenes del profesor Tofty, subieron a toda prisa la escalera de mármol, corrieron por los pasillos (iban tan deprisa que, al verlos pasar, los personajes de los retratos murmuraban reproches e imprecaciones), siguieron subiendo escaleras y finalmente irrumpieron como un huracán por las puertas de la enfermería; la señora Pomfrey, que le estaba administrando un líquido azul y brillante a Montague, gritó alarmada.

--¿Qué significa esto, Potter y Weasley?--

--¡Necesitamos ver a la profesora Mcgonagall!-- gritó Ginny, que jadeaba y sentía un fuerte dolor en la cabeza --¡Es urgente! ¡Por favor...!--

--La profesora Mcgonagall no está aquí, Weasley-- dijo Madame Pomfrey con tristeza --La han trasladado a San Mungo esta mañana. ¡Cuatro hechizos aturdidores de lleno en el pecho, a su edad! Es un milagro que no la matara--

Ginny sintió que el corazón se le paralizaba y su estómago se revolvía.

--¿No está... aquí?-- repitió, horrorizada --No-o...---

Entonces sonó la campana y Ginny oyó el clásico estruendo de los alumnos al salir en tropel de las aulas en los pisos de arriba y abajo. Se quedó muy quieta mirando a Madame Pomfrey como si no pudiera reaccionar. El terror se estaba apoderando de ella cada vez más y el mal presentimiento aumentaba, causándole ligeras punzadas en el pecho y el estómago.

No quedaba nadie a quien pudiera contárselo. Dumbledore se había ido, Hagrid se había ido, pero ella siempre había contado con que la profesora Mcgonagall estuviera allí, irascible e inflexible, sí, pero siempre digna de confianza, ofreciendo su sólida presencia...

--Ginny...-- susurró Harry, acercándose a ella.

--No me extraña que estés conmocionada, Weasley-- continuó Madame Pomfrey, comprensiva e indignada --¡Como si alguno de ellos hubiera podido aturdir a Minerva Mcgonagall en igualdad de condiciones y a la luz del día! Cobardía, eso es lo que es, vil cobardía. Si no me preocupara lo que podría sucederle a los alumnos si yo no estuviera aquí, dimitiría para manifestar mi protesta--

--Ginny, ¿estás bien?-- repuso Harry, intentando tomar su mano.

Pero Ginny no le prestó atención. Sin decir nada, se dio la vuelta y salió corriendo de la enfermería, sin saber adónde iba. Harry la llamó e igualmente la siguió, por entre el bullicio del pasillo, siendo zarandeado por la multitud.

Ginny no sabía qué hacer, tenía un nudo en la garganta y la terrible sensación de que el mundo se le derrumbaba como un castillo de cartas.

Sirius...

--¡Ginny!-- exclamó Harry, que iba corriendo un poco más atrás de la pelirroja, porque le costaba esquivar a las personas en el pasillo.

Ginny en cambio, siguió corriendo, apartando a los alumnos a empujones, sin prestar atención a sus quejas. Bajó dos pisos, y cuando estaba en lo alto de la escalera de mármol, vio que Ron y Hermione corrían hacia ella. Por primera vez en ese instante, Ginny sintió que tendría mas personas de confianza.

--¡Ginny! ¡Harry!-- exclamó Hermione enseguida; parecía muy asustada --¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien? ¿Qué le pasó a tus poderes?--

--¿Dónde estabas?-- inquirió Ron.

--Vengan conmigo-- contestó Ginny a secas.

Harry se reunió con ellos, jadeando y muy cansado. Ron y Hermione lo miraron pidiéndole explicaciones, pero Ginny volvió a intervenir.

--¡Rápido, tenemos que contarles una cosa!--

Los guió por el pasillo del primer piso mientras asomaba la cabeza en varias aulas hasta que al final encontró una vacía; entró en ella y cerró la puerta en cuanto Harry, Ron y Hermione hubieron entrado también. Ginny comenzó a jugar con su pulsera y a caminar de un lado a otro del aula, frente a sus acompañantes, sin mirarlos y viéndose muy angustiada.

Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora