Capitulo 37:

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Ginny no tenía ni idea de qué era lo que planeaban Harry y Hermione; en realidad ni siquiera sabía si tenían algún plan. Salió detrás de ellos del despacho de la profesora Umbridge y los siguió por el pasillo, consciente de que resultaría muy sospechoso que se notara que ella no sabía dónde iban, y cuando Harry tomó su mano, pudo hablarle mentalmente.

"¿Qué es lo que hacen? No tenemos ningún arma de Dumbledore".

"Ese es exactamente el punto" contestó Harry, ocultando una sonrisa ladeada "Quédate tranquila, pronto nos libraremos de Umbridge sin siquiera mover un dedo de más".

Ginny no entendía, pero igualmente guardó silencio y continuó su camino. La profesora Umbridge los seguía tan de cerca que Ginny notaba cómo respiraba. Hermione y Harry bajaron por la escalera que conducía al vestíbulo (el azabache aun tomaba la mano de Ginny). Se oían voces y ruido de cubiertos y platos provenientes del Gran Comedor; Ginny no podía creer que seis metros más allá hubiera gente cenando tranquilamente, que celebraba el final de los exámenes sin nada de qué preocuparse...

Harry y Hermione salieron por las puertas de roble del castillo y bajaron la escalera de piedra, donde los recibió la templada y agradable brisa de la tarde. El sol estaba poniéndose por detrás de las copas de los árboles del Bosque Prohibido, y mientras Harry y Hermione caminaban decididos por la extensión de césped, con Harry jalando a Ginny (la profesora Umbridge tenía que correr para seguirles el ritmo), las largas y oscuras sombras del bosque ondulaban sobre la hierba detrás de ellos como si fueran capas.

--Está escondida en la cabaña de Hagrid, ¿verdad?-- aventuró la profesora Umbridge, impaciente, al oído de Ginny.

--Claro que no-- repuso Hermione en tono mordaz --Hagrid podría haberla puesto en marcha accidentalmente--

--Ya-- dijo la profesora asintiendo con la cabeza; su emoción iba en aumento --Sí, claro, seguro que la habría puesto en marcha, ese híbrido es un bruto--

La mujer rió y Ginny sintió un irrefrenable impulso de darse la vuelta y agarrarla por el cuello, pero se contuvo. Notaba un dolor palpitante en la frente que sentía gracias a Harry, aunque aún no le ardía como si la estuvieran quemando, como sabía que ocurriría si Voldemort se dispusiera a matar.

--Bueno, ¿dónde está?-- preguntó la profesora con un deje de incertidumbre en la voz al ver que Hermione y Harry seguían caminando a grandes zancadas hacia el bosque.

--En el bosque prohibido, ¿dónde más quiere que esté?-- contestó Harry rodando los ojos, y señaló los frondosos árboles.

--Había que guardarla en un sitio donde los estudiantes no pudieran encontrarla por casualidad, ¿no le parece?-- agregó Hermione.

--Sí, claro-- concedió la profesora Umbridge, aunque parecía un poco preocupada --Claro, claro... Muy bien, pues... vayan ustedes tres delante--

--Si hemos de ir nosotros delante, ¿puede prestarnos su varita?-- preguntó Harry.

--Nada de eso, señor Potter-- repuso la profesora Umbridge con falsa ternura, y le clavó la punta de la varita en la espalda --Me temo que el Ministerio valora mucho más mi vida que la de ustedes tres--

¿Enserio? se impresionó Ginny, siendo sarcástica.

Cuando llegaron bajo la sombra que proyectaban los primeros árboles, Ginny intentó captar la mirada de Harry, pues entrar en el bosque con él y Hermione desarmados le parecía algo mucho más imprudente que todo lo que habían hecho aquella tarde. Sin embargo, Harry se limitó a lanzar a la profesora Umbridge una mirada de desprecio y se metió sin vacilar entre los árboles, detrás de Hermione y aun tomando su mano; caminaban tan deprisa que la profesora Umbridge se veía en apuros para seguirla a causa de lo cortas que eran sus piernas.

Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora