Capitulo 20:

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--La profesora Umbridge ha leído tu correo, Harry. No hay otra explicación--

--¿Crees que fue ella quien atacó a Hedwig?-- preguntó Harry, indignado.

--Estoy prácticamente convencida de ello-- respondió Hermione con gravedad --Cuidado con la rana, Ginny. Se te escapa--

Ginny apuntó con la varita mágica a la rana toro que iba dando saltos hacia el otro extremo de la mesa. "¡Accio!", exclamó, y la rana, resignada, volvió a saltarle a la mano.

La clase de Encantamientos siempre había sido una de las mejores para charlar en privado con los compañeros; generalmente había tanto movimiento y tanta actividad que no había peligro de que te oyeran. Aquel día el aula estaba llena de ranas toro que no paraban de croar y cuervos que graznaban sin cesar, y un intenso aguacero golpeaba y hacía vibrar los cristales de las ventanas, de modo que Harry, Ginny, Ron y Hermione podían hablar en voz baja y comentar cómo la profesora Umbridge había estado a punto de atrapar a Sirius sin que nadie reparara en ello. Aunque Ginny se sentía tan preocupada y cansada que apenas había dicho algo sobre el tema.

--Empecé a sospechar que la profesora Umbridge te controlaba el correo cuando Filch te acusó de encargar bombas fétidas, porque me pareció una mentira ridícula-- prosiguió Hermione --En cuanto hubiera leído tu carta habría quedado claro que no las estabas encargando, o sea, que no habrías tenido ningún problema. Es como un chiste malo, ¿no te parece? Pero entonces pensé: ¿y si alguien sólo buscaba un pretexto para leer tu correo? Esa habría sido la excusa perfecta para la profesora Umbridge: le da el chivatazo a Filch, deja que él haga el trabajo sucio y que te confisque la carta; luego busca una forma de robársela o le exige que se la deje ver. No creo que Filch hubiera puesto objeciones, porque ¿alguna vez ha defendido los derechos de los estudiantes? ¡Harry, estás espachurrando a tu rana!-- Ginny miró a Harry. Era verdad: él estaba apretando tan fuerte a su rana que al animal casi se le saltaban los ojos. Entonces la dejó apresuradamente sobre el pupitre --Anoche nos salvamos por los pelos-- prosiguió Hermione --Me pregunto si la profesora Umbridge es consciente de lo poco que le faltó. ¡Silencius!-- exclamó, y la rana con la que estaba practicando su encantamiento silenciador enmudeció a medio croar y la miró llena de reproche --Si llega a atrapar a Canuto...--

Harry terminó la frase por ella:

--...seguramente lo envía a Azkaban esta misma mañana--

Luego agitó la varita mágica sin concentrarse mucho, y su rana se infló como un globo verde y empezó a emitir un agudo silbido.

--¡Silencius!-- repitió Hermione con rapidez, apuntando con su varita a la rana de Harry, que se desinfló silenciosamente ante ellos --¿Qué te pasa, Ginny? No has dicho nada--

--Es que...-- suspiró pesadamente --No dormí muy bien anoche por el susto, antenoche tuve una pesadilla con Giselle, que no quiero recordar y...--

Ginny se notaba verdaderamente mal, por lo que Harry tomó su mano en un intento de apoyarla.

--Bueno, ahora ya sabemos que Canuto no debe hacerlo más-- agregó Hermione, entendiendo que su amiga no quería hablar --Pero no sé cómo vamos a comunicárselo. No podemos enviarle una lechuza--

--No creo que vuelva a arriesgarse-- terció Ron --No es estúpido, ya debe de saber que la profesora Umbridge estuvo a punto de atraparlo. ¡Silencius!-- dijo, y el enorme y desagradable cuervo que tenía delante soltó un graznido desdeñoso --¡Silencius! ¡SILENCIUS!-- repitió, y el cuervo graznó aún más fuerte.

--Es que no mueves la varita correctamente-- comentó Hermione observando a Ron con mirada crítica --No hay que sacudirla, sino darle un golpe seco--

--Con los cuervos es más difícil que con las ranas-- se defendió él.

Nuevo Comienzo (5 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora