Si antes me sentía agobiada por la cercanía de los Hamilton, ahora me siento más que abrumada con su presencia.
Cada fin de semana, ellos van a la casa de mis padres. Y siempre se quedan ahí por un buen rato. Tal parece que han hecho una amistad sólida, porque parece que se han vuelto bastante cercanos.
Y Nathan no es la excepción, porque él ha estado invitándome a cenar bastante seguido. Inclusive hay ocasiones en las que se toma la molestia de ir a mi oficina para invitarme a almorzar. Y a comparación de la primera vez que salimos, él ya no pasa tanto tiempo pegado al celular, y en cambio charlamos de cosas insignificantes. Pero nunca de nuestra vida privada, él siempre intenta evitarlo por alguna razón.
Al pasar más tiempo con Nathan, me he percatado de que él se encuentra igual de entusiasmado que yo con la idea de que nos cacemos. Pero Preston tiene razón, él parece decidido a hacer lo que sea por conseguir el control total de Hamilton Enterprises.
Ni siquiera podría decir que somos amigos. Es como si siguiéramos siendo dos desconocidos que están obligados a tolerarse entre sí.
Toda mi vida he detestado pensar en la posibilidad de que mi matrimonio llegue a ser como el de mis padres, donde a penas y se hablan. Pero todo parece indicar que ese es mi destino.
Por otra parte, parece ser que mi madre se ha tomado enserio su tarea de mantenerme alejada de Preston, porque me he percatado de que está más atenta a lo que hago. Y cuando se trata de ir a algún evento social, no me quita la mirada de encima.
Es debido a eso que he decidido establecer el mínimo contacto con Preston. No respondo sus mensajes, y evito encontrarme con él. Es lo mejor para ambos, especialmente para él.
Sé que tarde o temprano, él terminará hartándose y dejará de intentar buscarme. No quisiera que lo haga, pero sé que es lo mejor.
—¿Kate?
Alzo la mirada. Y me percato de que Gina me mira confundida, mientras permanece sentada frente al escritorio.
—Lo lamento —cierro la laptop—. Estaba pensando en algo del trabajo.
—¿Has escuchado? —pregunta Margot, a un lado de ella, evidentemente entusiasmada.
—No, perdona —apoyo los codos sobre el escritorio—. ¿Qué decías?
—Hablaba de Preston —se le forma una enorme sonrisa en la cara—. He estado hablando con él, y creo que pronto me invitará a salir.
Me quedo quieta, asimilando sus palabras.
Lo sabía. Mi madre tenía razón, él no iba a tardar en buscarse a alguien más.
—¿Enserio? —intento sonar tranquila.
—¡Si! No puedo creer que no lo haya conocido antes. Es tan guapo, y divertido, soltero, atractivo, interesante...
—Y tiene muchísimo dinero —añade Gina, riendo—. Demasiado bueno para ser verdad.
—¡Lo sé! —se le ilumina la cara—. Y creo que le gusto. Tengo el presentimiento de que algo bueno va a salir de esto.
Guardo mis cosas, y me levanto.
—¿Qué haces? —pregunta Gina, mientras frunce el ceño.
—Debo irme.
Ella sonríe.
—Esto de la boda sí que te está afectando —se levanta—. Quedamos en que vamos a ir a almorzar. Por eso hemos venido hasta acá.
Suspiro.
ESTÁS LEYENDO
Espero verte de nuevo
RomanceÉl es el hombre con el que ella quiere estar, más no con quien puede estar. Muchas personas creen que los matrimonios arreglados eran cosa del pasado. Pero, eso no es del todo cierto. En medio de un ambiente lleno de engaños, frivolidad, hipocresía...