Giro en la cama una vez más, pero no logro quedarme dormida.
No tengo idea de cuántas vueltas ya he dado, pero sé que llevo varias horas sin poder conciliar el sueño.
¿Cómo hacerlo si las palabras de Preston no salen de mi cabeza?
No debería estar pensando en ello, pero no puedo evitarlo.
No puedo evitar culparme por ser tan cobarde. Por no atreverme a ir por lo que quiero.
Estoy condenada a casarme con alguien a quien no amo. Y Preston Meller finalmente se ha fijado en mí.
¿Realmente tengo algo que perder?
Sé que dije que no quiero que Preston me rompa el corazón. Pero, ¿no sería peor vivir pensando en lo que pudo haber sido si le decía que sí?
Nada bueno puede salir de que acepte su propuesta, pero una parte de mí se muere por acceder. Por saber qué se siente vivir algo como eso.
Ya tendré el resto de mi vida para ser infeliz. No quiero desperdiciar la oportunidad que se me está presentando.
No me importa cuánto dure, sólo quiero vivirlo.
De sólo pensar que aceptaré, siento que el corazón se me acelera.
Sé que podré arreglármelas para que mi madre no nos descubra. Además, sé que esto no durará para siempre. Así que no tendré que preocuparme por ello durante mucho tiempo.
Lo haré, mañana hablaré con Preston.
No sé exactamente cómo vaya a resultar esto, pero sólo quiero disfrutar lo más que pueda de ello. Porque sé que será un dulce recuerdo, al que podré aferrarme cuando más lo necesite en el futuro.
• • •
No hagas planes esta noche, llego por ti en una hora.
Leo el mensaje de Nathan, y suelto el celular bruscamente sobre la mesa.
Qué romántico.
Seguramente me llevará a otra cena aburrida.
Me levanto de la cama de mala gana y me acerco al vestidor, donde busco algo que ponerme.
Después de un rato, me decido por un vestido de color negro, que es corto y de tirantes.
No me demoro demasiado en arreglarme, porque no tengo demasiado tiempo. Así que opto por dejarme el cabello suelto, y me aplico un poco de maquillaje.
Cuando bajo, veo que Nathan ya se encuentra esperándome en el vestíbulo. Mientras habla con mi padre.
Ha llegado puntual, igual que siempre.
Al ver que él está vestido con un impecable traje negro y una camisa blanca, sólo confirmo mis sospechas de que vamos a ir a cenar.
Me acerco a ellos, y Nathan me saluda haciendo un rápido gesto con la mano.
—Un gusto verlo, señor Ewart —dice, mientras le estrecha la mano—. Nosotros ya debemos irnos.
—Nos vemos luego —le sonríe—. Que se diviertan.
Nathan me toma de la mano, y nos dirige a su Mercedes negro.
No me dice nada, hasta que avanzamos un par de calles:
—Estoy seguro de que te va a gustar el lugar al que vamos a ir —enciende la radio, y mantiene la mirada fija hacia el frente—. Van a ir mis amigos, espero que eso no te moleste.
No sé qué resulta más incómodo. Estar a solas con él sin poder entablar una conversación interesante, o estar rodeada de desconocidos mientras me quedo callada.
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Espero verte de nuevo
RomanceÉl es el hombre con el que ella quiere estar, más no con quien puede estar. Muchas personas creen que los matrimonios arreglados eran cosa del pasado. Pero, eso no es del todo cierto. En medio de un ambiente lleno de engaños, frivolidad, hipocresía...