Segunda Parte - Capítulo 1

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Segunda parte: presente.

Esto transcurre después del capítulo 49 de "En los brazos de otro" y el prólogo de "Quiero que tú quieras".  Se recomienda leerlos, para recordar. 

Las ganas de vomitar hacen que me levante de la cama y me tambalee al baño

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Las ganas de vomitar hacen que me levante de la cama y me tambalee al baño. Cada paso me pesa y no solo mi cabeza da vueltas, sino todo a mi alrededor. Vacío mi estómago en el inodoro y aun así las nauseas permanecen, lágrimas caen por mis mejillas y creo que estoy temblando.

—¿Alyssa?

Mark entra en el cuarto de baño y me ayuda a ponerme de pie sin importarle lo asquerosa que me veo. Me ayuda a enjuagarme la boca y abre la ducha.

—No quiero bañarme—me quejo—. Lo necesito, pero no quiero.

—Yo me encargo.

Se quita el bóxer y aunque quisiera comenzar a babear, sigo sintiéndome horrible. Ni siquiera me di cuenta que estaba desnuda hasta que entramos juntos a la ducha. Mark se encarga de todo, no es la primera vez que me da un baño y como siempre, lo hace con calma y cuidado. Este hombre siempre logra que cada día lo ame más.

—Quiero volver a dormir—hago un puchero.

Me saca de la ducha envuelta en una toalla. Cuando me termina de secar, me coloca una de sus camisetas; siempre las uso para dormir. Me lleva a la cama y me arropa. Lo último que sé, es que deja un beso en mi frente.


—Ha dormido todo el día, ya debería despertarla.

—Déjala ser feliz—escucho a Sebastián.

—Tú cállate.

—Cállense todos—gruño contra mi almohada—. Hoy es día de dormir.

—Técnicamente, ya es de noche.

La voz de Dahlia hace que por poco salte de mi cama, ignorando la pesadez de mi cuerpo y el cansancio. Todos se ríen y enseguida tengo a Mark envolviéndome con sus brazos.

—Buenos noches—susurra contra mi boca.

Alejo mi rostro y miro a nuestros mejores amigos de pie en la puerta, luego me fijo en mis fachas.

«¡Dios, no!»

Corro al cuarto de baño y observo mi reflejo. Realmente doy asco ¡Qué vergüenza!

—Aly—Dahlia se acerca—. ¿Estás bien?

Le señalo el espejo y niego.

—Me veo horrible.

—Te ves hermosa—sonríe—. Solo falta controlar un poco esos rizos.

Tomo una bocanada de aire y exhalo, una, dos, tres veces. Luego caigo en cuenta; Sebastián está aquí, ella también. Uno más uno, son dos. La sonrisa en mi rostro es cada vez más grande, Dahlia se da cuenta y suelta una risa.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora