Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETA

Capítulo 5

Termino la llamada con Alyssa y sin perder la sonrisa en el rostro, camino hacia el bar que tenemos a un lado de la sala. Mientras busco una botella Sebastián entra con la misma cara de estúpido que seguro traigo.

—¿Whiskey? —le muestro la botella y asiente.

—Voy por los cigarrillos.

Con todo listo en la terraza y Sebastián sentado frente a mí, sirvo dos tragos puros. La noche está fría y aunque la vista no sea la mejor, se siente pacifico. Enciendo un cigarrillo y le doy una profunda calada.

—Lo haré esta semana—anuncio.

Mi amigo alza sus cejas pero pronto pasa a una sonrisa.

—Joder—se ríe—. Me habías dicho que esperarías un mes.

—Si no salgo pronto de esto, me volveré loco.

Y no exagero. Llevo dándole vueltas a todo desde que me lo planteé. Además, ¿Por qué esperar? Sí Alyssa quiere una boda, la tendrá; aun si eso significa que yo haga algo que jamás pensé hacer.

—¿Revisaste la lista de los lugares que te di?

—Sí, queda menos de una semana así que necesitamos mover contactos—suspiro.

—Podrías hablar con Will, él siempre consigue lo mejor.

—No para las cosas románticas—me rio—. Pero sí, mañana lo llamaré.

—Joder, no puedo creerlo—niega y sonríe, levantando su vaso—. Tú casado y yo con novia.

Los dos reímos, luego nos quedamos en silencio y no puedo evitar soltar otro suspiro. Tanto ha cambiado desde que inicié esta relación con Alyssa. Desde ella, no imaginé a ninguna otra mujer a mi lado y cuando llegue el día que esté viejo y arrugado, seré feliz solo con verla junto a mí.

Puedo hacer esto. Puedo convertirme en un hombre casado. No importa qué, soy capaz de todo por ella.

—¡Llegamoooosh! —el grito de Anne es lo primero que escuchamos.

Volteamos al mismo tiempo y nuestra sonrisa es automática al ver a nuestras mujeres acercarse con Anne tratando de soltar la mano de Dahlia y Martha sonriendo.

Anne se sale con la suya y aterriza en los brazos de Sebastián, quien la levanta y le da unas cuantas vueltas mientras ambos ríen. Alyssa corre directo a mis brazos y nada me detiene de devorar su boca sin importar quien pueda ver. La eché de menos.

Tiro de su labio inferior y tiene que reprimir un gemido, soltando una risa tonta. Luego me empuja y rueda sus ojos.

—Estoy esperando que lleguemos a casa—susurro en su oído.

Lame sus labios y me mira fijamente. No importa cuánto tiempo llevemos juntos, estas miradas pueden quemar y envolvernos. Sé lo que pasa por su cabeza, al igual que ella sospecha lo que pasa en la mía. Solo sale de su estupor cuando Sebastián la envuelve en un abrazo y le dice algo al oído que la hace reír. Saludo a Martha y a Dahlia, pero Anne, ella solo salta a mis brazos y le hago cosquillas ganándome unas cuantas risas de su parte.