Capítulo 10

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Capítulo dedicado a Heydi💜  

Gracias por tanto apoyo, hermosa. Una de las cosas más bonitas de escribir es conocer personas como tú


Todo sucede a cámara lenta

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Todo sucede a cámara lenta. Es como si lo que está pasando ahora no fuera mi vida, como si estuviera viendo desde lejos sin poder hacer nada para intervenir. Me siento entumecido.

En cuanto entré con Alyssa en brazos por la puerta del hospital, todo fue... Joder, no lo sé. Fue como si me teletransportaran a otra dimensión. No puede ser esta mi vida. No puede haber cambiado todo tan rápido.

Ella sigue quejándose del dolor, está sudando demasiado y sus ojos están llenos de lágrimas que no derrama. No me mira, pero yo no puedo apartar mis ojos de los suyos, de las maquinas, del pitido que controla sus latidos.

—Escúchame Alyssa, sé que duele—la doctora trata de calmarla y yo lo único que puedo hacer es tomar su mano.

Mi corazón late a toda prisa y creo que mi cerebro no logra procesar el hecho de que ella esté embarazada porque eso significa que...

—Te haré una ecografía para ver cómo está tu bebé.

La palabra me suena rara. No mal, solo rara. Un miedo se instala en mi pecho y todo lo que puedo desear ahora es que ese pequeño bebé y ella estén bien. Un instinto sobreprotector que no pensé que sentiría florece dentro de mí y sé, solo sé, que me aterra la posibilidad de perderlo.

Alyssa asiente casi desesperada y la doctora esparce un gel en la parte baja de su abdomen. No logra colocar la maquina ya que Aly se retuerce nuevamente del dolor. Esta vez las lágrimas caen, inhala y exhala, tratando de controlar su respiración.

De repente, una mancha de sangre se extiende por la sabana entre sus piernas paralizándome por completo.

—No... No, no, no no...—mira a la doctora con una súplica en sus ojos.

—Alyssa, necesito revisarte—avisa la doctora tratando de separarle las piernas.

Ella le da el acceso necesario y aprieta mi mano con fuerza mientras llora en silencio. Pego mi frente a la suya y dejo un ligero beso en su nariz.

—Alyssa...

—Duele—gime—. Me duele mucho.

—Aguanta, amor—susurro con la voz rota—. Tú puedes...

Ella sacude la cabeza y me mira con los ojos rojos y vidriosos.

—No puedo perderlo, Mark—solloza—. No podré con eso.

Y lo sé, sus ojos me muestran esa cruda verdad. Rezo a todos los dioses que existan que todo salga bien, pero no sirve de nada cuando la doctora se pone en pie y nos observa ambos con el pésame en sus ojos.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora