Capítulo 17

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No todos mis casos terminan con una victoria, ojalá fuera así

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No todos mis casos terminan con una victoria, ojalá fuera así. Salgo del juzgado y tomo una buena bocanada de aire fresco. Estamos a mediados de julio, no hace tanto frío como en invierno, pero Seattle es Seattle y por aquí lo que más se ven son nubes.

Marco el número de mi secretaria y me organizo para aprovechar la tarde en la oficina. En otros tiempos, me hubiera tomado el día libre, hubiera ido a sorprender a mi novia a su trabajo, una buena cena, sexo... Joder, ha pasado tanto desde la última vez que tuve sexo. Pero así es la vida, todo cambia y no siempre se puede hacer algo al respecto.

Ya han pasado cuatro meses desde el día en que Alyssa se fue. Tres meses desde la última vez que la vi en esa pequeña cafetería. No he vuelto a preguntar por ella y honestamente no sé cómo me siento al respecto. He seguido con mi vida, me he volcado de lleno en el trabajo y aunque hoy no tuviera buenos resultados, estoy listo para seguir con el siguiente caso.

Un puñal se me clava en el pecho cada vez que el recuerdo de ella con su nueva novia pasa por mi cabeza. Pensé que ya nada podía destrozarme, pero me equivoqué. Esa imagen me consumió por días y juro que sentí como mi corazón se hacía pedazos. Dolió, joder, dolió tanto, pero me hizo entender que lo nuestro realmente había terminado y era hora de seguir adelante.

Ahora, meses después, sé que el dolor no desaparecerá, pero he aprendido a vivir con él. Alyssa se fue llevándose una parte de mí con ella y la única manera de seguir, fue aceptarlo.

Enciendo un cigarro y le doy una larga calada. Cuando exhalo, trato de despejar mi cabeza mentalizándome con todo lo que llegaré a hacer en la oficina. Mi celular suena anunciando una nueva llamada y la comisura de mis labios se levantan cuando le contesto a Dahlia.

—No me digas que ya te aburriste—es lo primero que le digo.

—No—se ríe—. De hecho, Sebastián me dijo que tendrías la tarde libre, ¿por qué no vienes y nos bebemos algo?

—¿Me quieres emborrachar ahora que él no está? —finjo estar indignado.

—Quiero que te despejes un poco—bufa—. Te hará bien pensar en algo que no sea trabajo.

Por un momento nos quedamos en silencio y estoy seguro de que ambos recordamos a cierta morena. Carraspeo antes de aceptar su invitación, obligándome a mí mismo a socializar un poco. Es cierto que me he refugiado en el trabajo y no quiero que eso nos afecte. Además, ver a Anne siempre me saca sonrisas, aunque algunas sean llenas de nostalgia.

Tiro la colilla de mi cigarro y de camino a casa de Dahlia, uso el manos libres para informar a mi secretaria del cambio de planes. Tardo unos cuarenta minutos en llegar a su casa y estoy estacionándome cuando la puerta principal se abre, revelando a una pequeña niña sonriente que grita saludándome. Anne salta moviendo sus brazos y en cuanto bajo, corre para lanzarse a los míos.

—¡Titooo! —chilla envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello.

—¿Cómo está la niña más bonita? —dejo un beso en su frente y entro con ella saludando a Dahlia con un beso en la mejilla al pasar.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora