Capítulo 11

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El portazo de nuestra habitación me pone alerta

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El portazo de nuestra habitación me pone alerta. Subo las escaleras corriendo y encuentro a Dahlia fuera, tratando de llamar a Alyssa. En cuanto me ve, suelta un suspiro y me explica lo que pasó. Ataque de pánico, Alyssa perdiendo el control.

—Lo mejor es que te vayas, yo me encargo—le digo.

Ella asiente con la mirada triste y noto su torpeza al no saber cómo despedirse. Finalmente suelta un suspiro resignado y se marcha.

Sin tiempo que perder, busco en uno de los muebles del pasillo el llavero y abro la puerta. Encuentro a Alyssa hecha un ovillo en la alfombra, a los pies de la cama. Las almohadas están desparramadas en el suelo al igual que las mantas, la lámpara también fue lanzada y los productos encima del tocador, los que Aly tanto ama, se encuentran en el piso.

Lentamente me siento a su lado y la envuelvo en mis brazos. Comienza a llorar débilmente, como si no le quedaran fuerzas. Mi corazón se hunde junto al suyo y permanezco en silencio hasta que ella está más calmada.

—Sé que no quieres hablar, cariño, que no te sientes lista, pero creo que es momento de que me escuches—tomo una bocanada de aire y me armo de valor—. Nunca pensé que sería un buen padre... Mi trabajo ocupa la mayor parte de mi tiempo y el resto es nuestro. Solo tú y yo.

Alyssa se remueve en mis brazos como si quisiera alejarse, pero la abrazo con más fuerza y no lo permito.

—En cuanto me enteré del bebé...—mi voz falla por un instante—. No quise perderlo, Aly. No puedo explicar cómo, pero sabía que ya lo amaba, aunque solo lo tuve por poco—ella solloza y mis ojos se llenan de lágrimas que no me permito derramar.

» También me duele, cariño—susurro con la voz rota—. Y verte así me está matando.

Sacude su cabeza, negando.

—Vamos a superarlo, amor, lo haremos juntos.

Sin esperar respuesta, me levanto con ella aun en mis brazos y la llevo a la cama. Esta vez no pide que me vaya, así que la acurruco contra mí hasta que nos quedamos dormidos.



Hoy me levanté temprano para preparar el desayuno y limpiar un poco. La presión en mi pecho continúa constante, recordándome cuanto ha cambiado todo en esta casa. Donde antes había risas, abrazos y luz, ahora solo hay sollozos y frialdad.

—Buenos días—me acerco a Alyssa que aparece en la cocina aun en pijama cruzando sus brazos, dejo un beso en su frente pero bien podría no haberme acercado—. Preparé el desayuno, ¿quieres...?

—Solo café—interrumpe.

Resoplo y asiento lentamente. Sirvo su taza de café y se la entrego. No me dirige la mirada mientras lo bebe y está por irse nuevamente, pero la detengo.

—Alyssa—acaricio su espalda suavemente y parece tensarse por completo, así que retiro la mano—. Me tomaré unos días, estaré trabajando aquí en casa para que no estés sola.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora