Capítulo II: Yeepie Ki-Yay

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"Wow, necesito una mejor frase

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"Wow, necesito una mejor frase."

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Las celdas eran horribles. Siempre lo fueron, pero en ese específico momento eran simplemente terroríficas. El saber que era posible que esta vez las cosas no salieran bien era lo primero que la ponía nerviosa, pero ¿tener que aceptar ayuda de Dick? Eso la inquietaba en niveles que no podía poner en palabras. Había logrado escaparse del maldito círculo vicioso que era Gotham hacía años, y sin embargo las cosas no podían parar de volver a morderla en el trasero.

- ¿Por qué te encerraste sola? - Una voz la hizo girarse. Era como si hubiese estado leyendo sus pensamientos todo ese tiempo.

- ¿Por qué golpeaste un auto con un ladrillo? - Soltó, defendiéndose, en lo que levantaba la ceja y dejaba sus ideas de lado. Había entrado a la celda poco después de ella, luego de haber sido interrogada, pero Nora no le había prestado atención hasta ese momento.

La niña de pelo azul sonrió, pero sus pensamientos remplazaron eso por una mueca de pena. - Estaba huyendo-.

-Tambien yo-. Respondió la pelinegra, tratando de cerrar el asunto ahí. Las cosas en su cabeza eran, una vez más, muy fuertes, haciéndole difícil formular una respuesta falsa que tuviera sentido; así que sólo recurrió a la verdad.

Al ver que el ceño fruncido de la pelinegra no se iría en un rato, la chica extendió su mano. - Rachel Roth...-

- Nora... sólo Nora-. Se limitó a decir, tomando la mano de Rachel.

Una cálida sensación recorrió su cuerpo, desde sus dedos hasta sus zapatos, y los recuerdos parecieron cobrar vida en su mente.

-Dick, ¡mira mi nuevo paso de baile! - Entró la niña de siete años, sin aviso, al cuarto del adolescente. - Bruce dice que si me entreno lo suficiente en ballet me dejará pasar contigo a jiujitsu-. Hablaba básicamente con una pared, viendo cómo el chico empacaba cosas en un bolso negro.

-Si, ahá-.

-Logré hacer un jeté... - Murmuraba, viendo cómo Dick se desplazaba de lado a lado de la habitación. - ¡Y soy muy flexible ahora, mira! - Hizo un split, pero ni siquiera eso bastó para llamar la atención del castaño. - ¿Ves? - Su moño le estaba planchando el cuero cabelludo, el leotardo apretaba todo su cuerpo, y el tutú hacía que su cuerpo picara. Pero ahí seguía, esperando a que el mayor se dignara a mirarla. - ¿Dick? -

-Bruce y yo iremos a pescar, dice que tiene algo para enseñarme, volveré pronto-. Abría la puerta, sin notar que la niña seguía en posición de show.

- ¿No me parezco a mamá? - La mención de la mujer (que ella ni siquiera podía recordar gracias a que sólo era una bebé cuando el accidente se la quitó), dio en el clavo con Dick; el chico se volteó.

Rugidos Sordos [Gar Logan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora