Rugidos Sordos [Gar Logan]

Capítulo XVIII: Soldados Wayne

"Bonita Y graciosa. ¿Hay algo que La Nora Grayson no pueda hacer?"

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- Bien, idiotas, es hora de ver cuánta información puede sacarles-- Mierda -. Los cuerpos sin cabeza de los cuatro miembros de la familia la hicieron parar de golpe. - ¡KORY! ¡Tendremos que llamar a Dick! - Nora dejó caer el bate antes de salir corriendo tras la morena. Tenían un pequeño gran problema.

Tan solo un minuto después Nora ya tenía a su hermano en el teléfono. - ¿Que hicieron qué? - 

- Explotaron, Dick. Kaboom, ¿entiendes? - Se había llevado el aparato al oído, mientras los otros tres la veían con intriga.

Un suspiro de frustración se oyó desde el otro lado de la línea. - Le dije a Kory que--

- No fue Kory, explotaron solos -. Explicaba, escuchando al castaño forcejear con algo. - Tal vez tanta psicopatía finalmente se les subió a la cabeza... - Murmuró, intentando llenar el vacío que el silencio había dejado en la conversación. - ¿Qué haces? - Frunció el ceño.

- Desato unos cabos sueltos... Auch -. ¿Podría haber sido un poco menos claro? - Ahí estás maldito... - Nora comenzó a pensar que no estaba hablando con ella. Algo obvio y acertado. - Mierda -.

La pelinegra alzó una ceja. - ¿Estás bien? - No que le importara, eso nunca.

- ¿Sabías de los rastreadores en nuestro brazo derecho? - Dijo, de la nada.

Nora miró su ante brazo izquierdo, encontrando la pequeña cicatriz de aquella vez en la que (gracias a un detector de metales) había descubierto el pequeño dispositivo. - ¿Tú no? - Habló con algo de sorna, orgullosa de habérsele adelantado una vez.

- Dile a Kory que tome la minivan y conduzca hasta la dirección que voy a enviarle, no debería llevar más de dos horas -. El tono, ahora monótono (tal vez causa del shock de descubrir que NUNCA había estado libre en primer lugar) hizo que Nora no pudiera responder con más que "Okey" antes de cortar.

Entendía que esa conversación concluía ahí. Prefería no meterse en la vida de Dick (cosa que fallaría increíblemente).

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En menos de dos horas, cómo había sido previsto, ya habían llegado a la casa de seguridad. O bueno, la mansión de seguridad.

- Este edificio es... enorme -. Rachel no podía evitar sentirse abrumada por la entrada frente a ellos.

- Creí que Dick pensaba que los lugares bonitos llamaban la atención -. Agregó Gar.

Nora se acercó a la puerta, tomando el picaporte y deslizando una pequeña pieza integrada en él hacia el costado. - Eso es porque esta casa de seguridad no es de Dick -. Ahora, la pelinegra había revelado un botón. La joven lo apretó, y luego miró hacia la cámara sobre sus cabezas. Saludó, y en sólo segundos la puerta se había abierto.