Capítulo XXIV: Un Equipo

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"Ew

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"Ew.... ew, ew, ew, ew...."

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Despertarse fue la parte sencilla. Sólo abrió sus ojos. 

Nora pudo sentir un brazo rodeándola, sabía que era de Gar; no le molestaba.  A diferencia de la última vez en que se habían encontrado en esa situación, no se habían movido ni un centímetro desde que se quedaron dormidos. Seguían uno cerca del otro, como si alguien los hubiese bañado en resina para conservar el momento.

Y ella no quería estropearlo.

Solo pestañeó un poco para despabilarse, sin moverse demasiado. Podía ver los picos de los edificios desde su posición en la cama. Algo sobre el color gris del cielo y la densa niebla la incentivaban a quedarse bajo la manta, calentita.

Pero el olor a huevo frito era más fuerte que sus ganas de descansar y más fuerte que su voluntad; su apetito había despertado y, a diferencia de ella, no quería permanecer tranquilo en lo absoluto. ¿Hacía cuanto no comía? De pronto lo único en lo que podía pensar era en comida. Su estómago gruñó, determinando que era una urgencia.

-  Y creí que yo rugía...- Susurró él por detrás. Su voz era algo ronca, pero sonaba alegre de todas formas. Ambos largaron una risa por lo bajo, mientras la pelinegra se volteaba a mirarlo. Gar aprovechó la ocasión para quitar su brazo de ella rápidamente y con la menor incomodidad posible.

Cuando la gracia de la broma se desvaneció, el ambiente se sumió en silencio. Por un momento unieron sus miradas, recordando su conversación previa. Nora podía escuchar sus corazones latir al unísono, como si estuvieran coordinando. De cualquier forma, no podía prestar atención a eso; la cercanía de sus caras se llevaba definitivamente toda su atención. Las respiraciones de ambos se agitaron. ¿Él estaba mirando sus labios? ¿Por qué ella miraba los suyos?

En un movimiento fugaz, Nora se paró de golpe acomodando su camiseta y su cabello. Gar hizo lo mismo casi al unísono.

- Ehhmm... Creo que voy a... - Señaló ella la entrada.

- Si, ¡Si! Es una buena idea -. Dijo él, con el mismo tono de desesperación. Se acercó a la puerta, y la abrió. Hizo un ademán con su mano, indicando que podía irse.

Nora cruzó el umbral sin dudas. - Gracias por em... Por-- Por eso -. Su ceño permanecía fruncido, como si intentar decir cualquier cosa fuese un rompecabezas muy complicado.

- Sí, claro.... No hay problema, ninguno -. Ambos se quedaron perplejos, mirándose como unos ridículos. No sabían qué decir.

Ella asintió lentamente, intentando encontrar las palabras. - El... deber llama, ¿no? - Tocó su barriga, haciendo entender que su cuerpo demandaba comida aún.

- Claro, t-te veo en el desayuno -. Respondió nervioso y cerró la puerta en su cara, largando un suspiro largo y tomándose el cabello verde con una mano.

Rugidos Sordos [Gar Logan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora