Rugidos Sordos [Gar Logan]

Capítulo XV: El Doctor Más Loco del Mundo

"Tú-- Tu recordaste mi nombre"

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Era extraño ver a Rachel amarrada a una silla de laboratorio, a voluntad propia.

- ¿Tiene que estar tan ajustado? - Preguntó inocentemente.

Había imaginado esta escena en su cabeza desde que la familia de psicópatas las había raptado; gente experimentando con la niña. Nora creía que si las atrapaban, Rachel nunca saldría de una sala médica o un laboratorio, en el cual le harían cientos de pruebas y la someterían a más sueros de los que había visto en su vida.

Odiaba esa imagen, pero era peor el saber que estaba sucediendo de verdad, en frente de sus ojos. Y que no podía hacer nada.

- Si. Esta habilidad que tienes está unida a tu sistema nervioso, y si intentamos analizarla es posible que libere... movimientos físicos-. Explicó el tipo, que seguía cambiando cosas de lugar en su centro de trabajo. La mirada de Rachel conectó con la de Nora, que miraba todo desde el entre piso de arriba.- Y no queremos que te lastimes -. Los ojos del de barba conectaron con los de Nora, cómo si supiera lo que estaba pensando.

La mente de la pelinegra iba a dos mil por hora. La muchacha vietnamita que había estado en esa misma posición sólo horas atrás había sufrido de maneras inexplicables. Podía oírlo en su voz cuando gritaba. Nadie más la entendía, pero ella sí: "¡Ayuda! ¡No quiero esto! ¡Déjenme! ¡Duele, duele!". Sus gritos desgarradores la habían obligado a apagar su auricular, llevar sus manos a sus oídos y salir de la habitación lo más rápido posible. ¿Por qué diablos Bruce la había hecho aprender 13 idiomas?

No sabía que estaba apretando los dientes hasta que Gar llamó su atención, obligándola a hablar. - Estará bien. Él es el mejor doctor del mundo -. Dijo, pero su sonrisa característica ya no estaba ahí.

- Esto no se siente bien. Para nada -. Confesó, jugando ansiosamente con sus dedos.

- ¡Es un proceso simple! - Exclamó el doctor. Nora no sabía si la había escuchado, pero no importaba. -  Si lo comparamos con lo que he lidiado, esto es un paseo en el parque -. Sonreía, pero no era ese tipo de gesto que te da confort (como la sonrisa de Gar), sino paranoia. - ¡Garfield! Trae mi maletín -. Ordenó, calzándose los guantes.

Los ojos oscuros del chico dejaron de centrarse en las manos inquietas de Nora para mirar al Jefe.- ¿Por qué? ¿Qué es lo que hará? - Se suponía que esto era sólo analizar sus habilidades, no curarlas.

- Estás aquí para asistirme, Garfield, no para cuestionarme. ¿Entendido? - Habló firme, y Nora no pudo evitar fruncir el ceño. Esto se sentía cada vez más como un error. Parecía que Gar había entendido su señal; no se movía de su lugar. - ¡Haz lo que te digo! - Su tono cerca del enojo hizo a todos sobresaltarse.