Rugidos Sordos [Gar Logan]

Capítulo XXXII: Verde y Morado

"Si Dick, aún me gusta el morado."

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- No me gusta ese chico... Su pelo es verde -. Hank miraba a Gar desde lejos, mientras se sentaba en la cajuela del jeep. - ¿Sabes quién tiene el pelo verde? El Joker... Y Beetlejuice. Y Disgusto de Intensamente, pequeña bastarda -. Murmuró. - ¿Ves el patrón? Porque yo veo el patrón... - 

Dawn rio. - Ay por Dios, Hank. Suenas como un viejo -.

- Eso es porque es un viejo -. Se acercó Nora, golpeándolo en el hombro. - ¿No anciano? - Acertó otro leve golpe en su pectoral, cubriéndose la cara ante un contraataque.

Hank rodó los ojos. - No te pases de lista, puberta. Y que no se te suban las hormonas a la cabeza con el Grinch por ahí, ¿okey? - Despeinó su pelo a forma de despedida.

- Si, no tienes de qué preocuparte -. Se acercó a Dawn, dándole un abrazo. - No alimentes sus teorías, por favor -. 

La rubia largó una risa. - Tranquila, trataré de evitar que mate a tu... -.

- Mi amigo... Gar -. Aseguró.

La otra asintió. - Tu amigo Gar -.

Nora se giró para continuar con su recorrido de despedidas, aunque lo odiara. - Te dije que tarde o temprano terminaría usando tu auto -. Se acercó a Donna, con las manos detrás de la espalda y una mirada muy inocente.

- Ha, sigue soñando. Ya le prohibí a Dick que te deje siquiera ir en el asiento de adelante -. Pasó su brazo por sus hombros, alejándola del grupo mientras se quejaba. - Por lo menos así podrás compartir tiempo atrás con Gar... - 

- ¿Primero Hank y Dawn y ahora tú? - El tono de irritación era todo menos fingido. - ¿Segura que el padre de Rachel no sigue ahí adentro? - Apuntó a su frente.

Donna sonrió ampliamente, mirándola a los ojos. - Hey, está bien, niña. Se nota que te preocupas por él -. Acarició uno de sus brazos. - Según lo que Dick me dijo, se necesita de una conexión muy fuerte como para poder sacar a alguien de ese transe. Y si él logró despertarte por sí solo... - Apretó los labios y abrió grandes los ojos. - Solo... no lo dejes ir muy lejos -. Nora frunció el ceño, pensando. La mayor sacó algo de su bolsillo. - Toma -. Le entregó 3 estrellas localizador. - Para que no se te escape -. Ante la mirada de la pequeña Grayson, Troy supo que debía agregar algo más.-  Ni el chico ni los criminales; es multiuso -. Se alzó de hombros.

- Gracias Donna -. La abrazó. - Por todo -.

- Si... gracias a ti también -. La soltó. - Y si Dick empieza con querer entrenar, solo ten en cuenta que necesitarás un buen escondite para comida chatarra -. Le aconsejó, dándole un último abrazo.

Nora esperó hasta que Kory hubiese acabado de hablar con Dick para poder decir adiós. - Aquí nos separamos, Nora la Sabia -.

- Eso parece, Kory la Mamushka -. Sonrió. - ¿Ya sabes qué vas a hacer? -

Kory miró el suelo, sonriendo. - Tú y tu hermano hacen preguntas muy similares -. Dijo por lo bajo, y luego respondió. - Iré con Donna. Tal vez recuerde algo más sobre Tamaran -. Se acomodó el pelo fucsia.

- O... - Agregó la pelinegra.

La morena elevó su mirada, conectándola con los ojos avellana de la otra. - O... Tal vez aprenda algo nuevo sobre Kory Anders -. Nora sonrió ampliamente, satisfecha. - De todas formas, voy a visitar -.

- Oh, si, más te vale. Alguien tiene que salvarnos de Dick -. Señaló a su hermano, quien hacía las últimas preparaciones en el jeep. Rieron juntas.

- Cuídate, Nora. Y cuídalos -.

- Eso planeo hacer -. Logró decir antes de que alguien tocara bocina, apurándola a subirse. Saludo con la mano y se subió rápidamente a la parte de atrás, junto a Jason. - ¡Adios, los extrañaremos! - 

-¡Adios! - Saludaban los adultos, mientras las ruedas comenzaban a girar.

- ¡Kory, envíame una postal desde tu planeta! - Gritó Gar por la ventana.

Así comenzó su siguiente aventura; sobrevivir horas de viaje todos juntos.

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¡Ting!

- Tiene que ser una maldita broma... - La expresión de Jason resumía lo que todos en ese elevador pensaban. Claro que hubieron variantes como: "Oh, mierda" y "Wow", pero esa frase era la más representativa definitivamente.

El espacio parecía sacado una nave espacial. Kory podría haber llegado a la tierra en ese penthouse, sin ninguna duda. 

Y, aunque Jason y Gar corrieron a encontrar la habitación más grande, y Rachel hubiese ido a investigar, Nora solo pudo acercarse a la ventana.

La vista era impactante, al igual que el resto del apartamento. Era una locura que Bruce los hubiese dejado quedar ahí. Nora recordaba que, mientras se recuperaba en el hospital en Gotham, Dick había fundado a Los Titanes. Hank, Dawn, Donna, Dick y Garth habían sido los protectores de San Francisco durante mucho tiempo. Al menos mientras ella estuvo en terapia.

Le dolía el saber que Dick pasaba sus días con sus amigos en un penthouse en San Francisco mientras ella estaba hospitalizada. Pero entendía que él no podía quedarse todo el día en la sala de espera, incluso cuando ella rechazaba sus visitas una y otra vez.

Dejó el pensamiento ir cuando su hermano se paró a su lado. - Ven, - Le dijo. - quiero mostrarte algo -.

Nora lo siguió por un pasillo, pasando puertas y puertas hasta una especial. Una que tenía un cartel con su nombre. Dick hizo un ademán con su mano para que ella abriera. Con manos temblorosas, Nora abrió el picaporte y empujó la puerta.

Entró, encontrándose con una hermosa habitación. Estaba decorada con acentos de distintos púrpuras (su color favorito) y miles de posters de sus bailarines favoritos. Había un parlante y una guitarra eléctrica (que ella no sabía tocar pero que, desde niña, había querido aprender). El closet era de espejo, y había una barra del otro lado de la habitación para que ella pudiera practicar sin necesidad de ir a un estudio. Las mantas y almohadones eran morados, y blancos. Toda la habitación brillaba gracias enorme ventanal; pero, incluso cuando la luz del sol dejara de alumbrar, había lámparas en casi cada rincon del lugar. ¿Quería leer? Una sobre el escritorio. ¿Quería bailar? Una junto a la barra. ¿Quería cambiarse? Una junto al closet. Era perfecto para ella (o bueno, para la ella de 3 años atrás que odiaba estar a oscuras).

- ¿Te gusta? Sé que algunas cosas están "pasadas de moda", o como se diga, pero puedes cambiar lo que tú quieras -. Explicó Dick. - ¿Aun te gusta el mora-- Oh, okey -. Dick no sabía cómo reaccionar ante ese abrazo. ¿Se enojaría si correspondía? Prefirió no hacer nada, no quería estropearlo.

- Si Dick, aún me gusta el morado -. Él se había esforzado tanto, y ella tan poco. La hizo sentir culpa.

Cuando finalmente se soltaron, Dick dijo algo más. - Se suponía que te quedarías aquí... hace tres años. Pero-- Bueno, eso no importa ya -. Sonrió, él también estaba poniéndose sentimental. - Dejaré que te asientes en tu nuevo hogar -. Se fue, cerrando la puerta tras él.

- Mi nuevo hogar... - Miro a su alrededor. Sería divertido.