Capítulo XII: Verde Fluorescente

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"Estaba tomando una siesta, ¿okay?"

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"Estaba tomando una siesta, ¿okay?"

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El pasto estaba húmedo, las hojas secas crujían bajo su cuerpo, y podía oír los pájaros cantando a lo lejos. El olor a pino inundó sus fosas nasales haciéndola recuperar la conciencia. Sus ojos se encontraban pegados por llevar un tiempo cerrados.

Su primer pensamiento fue que había sido todo un mal sueño: la Monja droga niños, el reencuentro con su hermano, la mujer que lanzaba fuego por las manos, la niña de pelo azul. 

El sentir la tierra fría en sus manos le dio una pista de que se equivocaba.

Sus ojos finalmente se abrieron con un pestañeo, y la luz que atravesaba las copas de los árboles la cegó, haciéndola cerrarlos bruscamente una vez más.

- Despertaste -. Una voz, más cerca de lo que debería estar, la hizo notar que no se encontraba sola en aquel bosque.

- ¡AAAAH!- Pego tal grito de sorpresa que las aves abandonaron sus nidos sin pensarlo. Nora utilizó sus brazos para acorralar al chico contra el suelo, de tal manera que ella quedara sobre él; inhabilitándolo.

- ¡MIERDA, MIERDA! - Alzó sus brazos en rendición, apretando sus ojos cómo esperando que lo golpearan; su nariz se arrugó con el gesto.

Al ver la mota de pelo verde fluorescente que sobresalía de su adversario, la pelinegra bajó su puño, dando lugar a una mueca de confusión.- ¿Tar?- Dijo, levantándose.- ¿Me estabas siguiendo? -

El chico escaneó el momento, tanteando que fuera seguro hacer cualquier tipo de movimiento; no se sabía con Nora. Cuando notó que la otra esperaba una respuesta de brazos cruzados, se levantó, limpiando la tierra de su chaqueta favorita.- Es Gar, de Garfield... Y no, no estaba siguiéndote. Sólo... te vi y creí que necesitabas ayuda-. Algo le decía a la muchacha que estaba mintiendo, pero lo dejó de lado.

- ¿Y en qué universo parecía que necesitaba ayuda? - Dijo, con toda seriedad, logrando que el chico se le quedara viendo, atónito.

- Literalmente estabas tumbada en el medio del bosque, inconsciente-. Señaló al suelo.

Nora apretó los labios, no tenía tiempo para esto, debía encontrar a Rachel; las monjas perversas debían tenerla encerrada. La pelinegra comenzó a caminar en la dirección en la que ella recordaba que se encontraba el convento. - Pues estaba tomando una siesta, ¿okay?-

Gar caminó tras ella, apretando la cinta de su mochila y acomodándola sobre su hombro. - En el medio del bosque...- 

- Sí, exacto-. Siguió, sin mirar atrás. Sabía que el chico estaba por abrir su boca para protestar, así que se adelantó. - ¿Vas a decirme que es raro que esté sola en el bosque? - 

Rugidos Sordos [Gar Logan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora