015

505 12 0
                                    

Cuando era adolescente solía tener la creencia de que las personas se casaban porqué simplemenete no eran capaces de sentir su vida completa sin la necesidad de amarrarse a alguien por el resto de sus vidas.

Y siguió pensando así hasta que maduró y se dió cuenta de que sí bien algunas personas se casaban por los motivos incorrectos, algunas otras personas se casaban por amor, por aquel sentimiento que él mismo había sentido y cuando la conoció a ella, de repente y sin planearlo,  la idea de casarse no sonaba tan mal.

Realmente lo había meditado mucho sin estar seguro de que esa fuese la mejor opción, y había tantas cosas que le preocubaban sobre el matrimonio ¿Y sí no funcionaba? ¿O sí simplemente ella no quería casrse con él? ¿Y sí esta vez el amor no sería suficiente para sacar todo adelante? pero también se prometió a sí mismo que probaría muchas cosas en la vida y tal vez, solo tal vez el matrimonio estaría dentro de todas esas cosas que necesitaba probar ¿Por qué se negaría a sí mismo la oportunidad de casasrse con ella sin siquiera haberlo intentado? 

Él quería casarse con ella.

Tomó mucho valor que simplemente dejase de fantasear con su boda con Charlotte y tomase acción y de una vez por todas fue a una joyería y no se fue de allí hasta que encontró el anillo perfecto para su mujer.

Ni siquiera sabía como quería proponerselo solo sabía que quería que significase algo y ambos pudiesen atesorar ese día en sus memorias por siempre y sí tenían suerte tal vez un día podría contarle a sus bebés como le pidió a su madre que fuese su esposa.

Charlotte notó aquel comportamiento extraño, no supuso nada malo, no era el tipo de persona que solía pensar siempre lo peor de las personas, y a veces cuando él salía de manera sospechosa de casa tartaba de ignorarlo.

Así que cuando por fin llegó el día de su propuesta no puedo evitar sentir esa aguda y molesta sensación en su abdomen y simplemente llevó a cabo todo lo que tenía planeado.

Es temprano por la mañana y está en la sala corroborando que todo lo que tiene planeado saldrá bien y no tendrá que lidiar con contratiempos, una vez a terminado de hacer eso vuelve a la cama con toda la inteción de despertarla como haría en un día habitual, primero acaricia su cabello con cuidado de no enredarlo o de lastimarla, luego empieza a dejar besos por su rostro, empezando por su frente, luego por sus mejillas, su nariz y por último sus labios, picoteando, y sigue con los besos hasta que ella despierta y los dos ojos color chocolate lo observan en su mirada cálida y amorosa como es costumbre, lleva una de sus manos hasta su mejilla acariciandolo de vuelta, porque es demasiado dulce como para recibir afecto y no darlo de vuelta.

-Buenos días, pétalo.

-Buenos días- Responde con voz adormilada.

-Quiero que me acompañes a casa de Mitch- Dice esperando en que ella no note la evidente mentira.

-¿Para qué?

-Tengo que recoger algunas cosas y es un poco lejos, no quiero estar solo tanto tiempo, además ahora tiene una nueva pareja y sería lindo que ustedes dos se conocieran- Responde pensando en otra mentira por si ella sigue preguntando por "la nueva pareja de Mitch".

-De acuerdo, ¿podrías alimentarme primero?- Pregunta con una sonrisa, y él asiente con la cabeza y promete comprarle algo que le guste en el camino.

-¿Qué tanto debería arreglarme?- Le pregunta mientras sale de la ducha con una toalla envolviendo su torso.

-No mucho, solo iremos a recoger algunas cosas, saludaremos y nos iremos.- Y tal vez te pida que te cases conmigo...

Y eso hace, se viste como simplmente fuese un día cualquiera  y se sube al auto con él, y todo va normal hasta que pasa una hora y siguen sin legar a "la casa Mitch".

¡Joder, Charlotte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora