031. sunscreen

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Charlotte no se consideraba a sí misma como una gran fanática del sol y el verano, una buena parte de eso se debe a que creció en una ciudad donde las lluvias eran abundantes y los dias de sol escasean durante el año, pero Harry no tenía la misma idea, era todo lo contrario a la pelinegra, adoraba el bronceado, los baños de sol y las bebidas frías durante el verano, así que no era raro ver a Harry tomando el sol en el jardín, sobre el lindo sofá plegable de exterior que Charlotte escogió.

La pelinegra está ocupada en sus propios asuntos del empleo y no está realmente atenta a lo que sea que esté haciendo el ojiverde, hasta que después de lavar sus manos puede ver en el estante del baño como la crema solar sigue exactamente en la misma posición en la que ella misma lo ha dejado un par de días atrás.

Como una madre molesta toma la crema solar y va hasta el jardín dónde está un Harry muy desnudo tomando el sol, en cuanto el ojiverde escucha que la puerta es abierta pasa la sábana de algodón blanco sobre su entrepierna como si de esa forma la pelinegra no hubiera notado su miembro repasando en su muslo desde afuera de la puerta de cristal.

Normalmente esta es la parte donde Charlotte le diría lo inapropiado que es estar desnudo en un sitio fuera de casa, aunque es un jardín con paredes lo suficientemente altas como para que alguien lo note, pero en realidad está allí para ponerle la crema solar porque seguramente lo ha olvidado, aunque ya ha escuchado el sermón de lo dañino que es no usarlo al menos diez veces.

“Cariño, ¿has usado crema solar?” Harry de inmediato cierra los ojos con fuerza y se sienta en el borde del sillón para mirarla con ojos de cachorro.

“Lo siento, lo he olvidado.” Usa los ojos de cachorro mientras estira su mano para que la pelinegra la tome, pero no tiene éxito porque ignora su invitación para tomarse de la mano y se sienta al lado de él mientras abre la crema solar.

Antes de aplicarla la frota entre sus palmas para comenzar a aplicar en uno de los brazos del ojiverde, con la piel entintada y con musculos magros que se contraen ante el toque suave y angelical, que además le proporcionan una sensación calmante a su piel caliente. Su temperatura corporal es tan alta que la crema pareciera derretirse en cuanto toca su piel, casi como si pudiera gotear para recorrer su cuerpo.

Él luce bonito, pero Charlotte no va a simplemente admitirlo cuando se supone está regañándolo por no cuidar de sí mismo, pero el bronceado veraniego hace que los tatuajes luzcan más imponentes y que cada musculo parezca un poco más marcado y torneado de lo que recuerda. Aunque está siendo confrontado en una especie de guerra de silencio está feliz, porque le gusta cuando Charlotte lo cuida y hace cosas dulces como llenarle el cuerpo de crema solar solo para asegurarse de que su piel esté bien.

La pelinegra se levanta y se sienta del otro lado para encargarse de su otro brazo, mientras él lo extiende como todo un cachorrito obediente que necesita ser atendido.

“Sí vas a tomar baños de sol necesitas empezar a usar crema solar.” Aunque claramente es un reclamo, el ojiverde no lo siente así, porque está realmente concentrado en el suave y amoroso toque de las manos de su chica sobre su piel.

“Lo sé, lo siento, muñequita.” Ella continua con su tarea, deslizando sus dedos sobre la piel aterciopelada y caliente.

Harry se emociona con anticipación cuando ella gatea y queda detrás de él para comenzar a recubrir su espalda con el liquido blanquecino, ella es atenta y frota el producto entre sus palmas antes de usarlo para que sus manos no estén demasiado frías para él. El ojiverde deja salir un quejido cuando empieza a masajear sus hombros, definitivamente todo se sentía un poco fuera de este mundo mientras ella no para de hacer todas esas cosas adorables que le calientan el corazón.

¡Joder, Charlotte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora