019

523 11 0
                                        


Está realmente excitado, no sabe si el causante de esto es su mente que se vuelve morbosa en momentos como estos o que tal vez ya han pasado algunos días desde la última vez que se dio "amor propio" por decirlo de alguna manera menos explícita.

La mañana comenzó fría y húmeda antes de que él pudiera darle por lo menos un pequeño beso de buenos días ella ya estaba de pie diciéndole que tenía que ir al supermercado en busca de algunos ingredientes porque ha estado experimentando con nuevas recetas para la cena, de hecho le ofreció acompañarla pero prefirió esperarla en casa mientras ella terminaba sus pendientes.

Tal vez fueron las sábanas perfectamente impregnadas de su olor y su almohada con el olor a jazmines de champú pero simplemente era el ambiente rogándole por una paja matutina. Charlotte ni siquiera tendría que enterarse, lo que necesitaba era una paja rápida y sudorosa, nada más. 

Jamás fue demasiado exigente consigo mismo a la hora de masturbarse normalmente solo necesitaría algunos pañuelos de papel y crema, esta última incluso era opcional porque sí en ese instante estaba demasiado cachondo solo sería necesario escupir sobre su mano y usar su propio fluido como lubricante para satisfacerse, rara vez usaba pornografía a la hora de hacerlo, porque su imaginación sería suficiente para él.

Se sentó sobre la cama, usando la almohada de Charlotte para ponerla detrás de su espalda y encontrar una posición cómoda, tiró de la sábanas blancas de algodón para dejar su bulto al aire, solamente estaba utilizando una vieja camiseta con algún estampado referente a los años noventa y la ropa interior. Con un suspiro se encargó de bajar la tela de la prenda antes mencionada dejando salir su polla que sigue flácida pero que comienza a sentirse un poco más rígida.

Suelta un leve gruñido de placer cuando su mano derecha toma su miembro no sin antes escupir sobre sus dedos para que el toque sea mucho más placentero, lleva su cabeza hacia atrás donde cierra os ojos y disfruta de su mano tocando y estimulando su zona más sensible con especial énfasis en el glande, comenzando despacio, pasados algunos segundos ya su polla está completamente erecta sobre su mano, con las venas marcadas alrededor de su eje y la punta rosada e hinchada, con su mente vagando en sus recuerdos no puede evitar pensar en la hermosa mujer con la que comparte esa misma cama y lo malditamente mucho que ella puede excitarlo incluso cuando no está allí con él.

Con su mano acariciando de arriba a abajo puede imaginarla tomándolo allí y ahora con los senos firmes y suaves rebotando por el constante movimiento o con sus caderas chocando contra las suyas mientras siente su suave y húmedo interior, también puede imaginar su boca alrededor de su pene con los labios rosados e hinchados por el arduo trabajo que están haciendo con él corriéndose en su boca deleitándose de contemplarla cuando traga su semen, o cuando llena el cuerpo de su chica de ojos chocolate con su semilla, siempre siendo un escenario satisfactorio sin importar en donde se corra, su espalda, su abdomen, su vientre, su trasero, sus tetas o sobre su centro mojado por los fluidos de ambos.

Ha comenzado a sudar un poco y pude sentir perfectamente como cada centímetro de su cuerpo está ardiendo en sus caliente recuerdos de él ismo follándola una y otra vez porque sencillamente no pude tener suficiente de ella, así que su mano sigue trabajando sobre su polla con su pene soltando algunas gotitas del líquido preseminal que vuelve su paja aún más húmeda y placentera, hasta que siente aquel torbellino formarse en su abdomen indicando que está a punto de venirse, ni siquiera trata de detenerlo o de aguantar su orgasmo simplemente deja que suceda sin importarle manchar su abdomen y su mano de semen, solamente disfrutando de su orgasmo con quejidos y con la respiración agitada.

Después de tomarse un minuto para recuperarse flojamente toma un par de pañuelos para comenzar a limpiar su semilla de su cuerpo, una vez se ha limpiado va hasta el bote de basura donde desecha aquellos pañuelos de papel, se desplaza hasta el lavabo donde comienza a limpiar sus manos con jabón, para posteriormente secarlas con la pequeña toalla que se encuentra allí, en medio de su felicidad orgásmica escucha como la cerradura se abre además de sus pasos dentro de la casa.

¡Joder, Charlotte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora