La mañana se siente particularmente cálida y la pelinegra no tiene claro porqué, tal vez sea el clima y el hecho de que ha comenzado ese característico verano caluroso de Los Angeles, California, o tal vez se deba a que es prisionera del abrazo del ojiverde que está demasido dormido como para que considere despertarle y es demasiado pesado como para que simplemente lo retire de su pecho, así que no tiene más opción que dejarlo dormir y acariciar su cabello porque incluso mientras la aplasta es adorable.
Casi agradece a algún ser divino cuando siente como comienza a moverse ligeramente indicando que a comenzado a despertarse, así que incluso sintiendo algo de pena en su corazón le pide que se quite de encima y cuando lo hace se acerca a él para acariciar su cabello y mimarlo mientras despierta.
-Buen día, cariño- Le dice Charlotte mientras él frota un poco sus ojos buscando sacudir el sueño de sus dos orbes verdes.
-Hola- Responde con voz adormilada, su voz es ronca y profunda y a opinión de la pelinegra, sensual.
Ninguno de los dos está realemente vestido, porque incluso con el aire acondicionado encendido tienen calor, así que ella viste un par de pantalones cortos de pijama, apenas lo suficientemente grandes como para tapar su culo, y una pequeña camiseta de tirantes satinada de color rosa palo y calcetines, el bonito hombre a su lado lleva menos ropa aún, sin ningún tipo de camiseta únicamente siendo cubiertopor unos frescos pantalones de pijama de algodón gris, y probablemente debajo de eso tampoco haya ningún tipo de ropa interior. Por su lado han quitado la mayoría de las mantas que suele haber en su cama dejando solo un edredon fresco y aireado y una sábana.
-Joder, odio el calor- Dice el ojiverde enterrando su rostro en la almohada no sin antes voltearla para sentir el dado frío de esta.
-A mí tampoco me gusta en realidad- Responde mientras toma una liga y comienza a atar su cabello en moño porque el clima es demasiado insoportable para simplemente llevar el cabello suelto.
-Deberiamos mudarnos a Alaska o algo así- Dice mientras su cabeza sigue encerrada en el centro de su almohada.
-No sé porque, pero en este momento Alaska suena como el sitio más refrescante del universo- Torpemente se inclina hasta algunas botellas que tienen en el suelo justo enfrente de la rendija del aire acondicionado para que el calor no las ponga tibias y al menos su agua esté ligeramente fría, una vez alcanza dos botellas deja una aún lado de su cabeza con los rizos completamente desordenados.
Y así ambos se sientan en la cama a beber agua en busca de no morir por la deshidratación, y comparten un pequeño beso de buenos días.
-¿Qué quieres que desayunemos?- Pregunta gentilmente mientras le frota la espalda.
-Hielo- Responde en una broma, porque gracias al horrible clima tal vez las bromas sean lo único bueno que tendrán para mejorar su mañana.
(***)
-Espera- Dice con voz suave intentando persuadirlo, mientras inenta terminar de lavar los platos.
-Ya esperé suficiente- Responde con sus manos en sus caderas buscando que su trasero se frote contra su entrepierna ya ligeramente despierta por la suave y cremosa fricción de su bulto contra el trasero de Charlotte.
-Solo déjame guardar esto y seré toda tuya- Contesta mientras seca sus manos pidiendole al adolescente cachondo con el que comparte su casa que sea un poco paciente. Y va hasta la wafflera que está a un par de metros para guardarla en el gabinete de la parte de abajo, en cuanto se inlina para dejar la máquina allí siente como su fuerte mano impacta contra su trasero, si bien no fue un gran azote definitivamente puede sentir el ardor en su piel.
