Fue un día largo en el trabajo, realmente lo fue, siempre tan cansado desde que su jefe está en proceso de oficializar su aumento.
Haciéndolo ir de un lado a otro, yendo a juntas en las que ni siquiera era requerido solo para quedar bien, pero incluso con las desventajas realmente le gustaba su trabajo de oficina.
Aunque siempre pensó que era terrible, cuando encontró un área de los negocios que lo atrapó fue realmente feliz, así que está luchando por ese aumento.
Le ofrecieron quedarse en un hotel cerca del edificio de la reunión e incluso le dijeron que la empresa pagaría todo lo que necesitase, pero en realidad no quiere pasar la noche en un hotel mediocre al otro lado de la ciudad.
No cuando tiene una cama perfecta con sábanas con olor a jazmines y un suave toque mentolado porque ella sabe que le gusta ese olor. Y más importante una cama dónde tiene una chica perfecta justo al otro lado.
Así que prefiere conducir una hora y media y llegar casa que llegar hasta el día siguiente por la mañana, deseando que su jefe no decida darle más tareas antes de por fin tomar su día libre.
Está viendo su día libre casi como una especie de pequeño paraíso, después de tres semanas enteras trabajando a diario yendo y volviendo de juntas para luego trabajar horas extras en la oficina, al fin poder dormir hasta la hora que desee es su mayor fantasía.
También podrá tenerla como prisionera en su abrazo apretado hasta que se harté y quiera soltarla (lo cuál puede no pasar jamás).
Desde que llega a su apartamento y abre la puerta sonríe solo de verla en el umbral del pasillo solo con el pijama y el cabello húmedo.
Cuando hacen contacto visual de repente pareciera que su espalda deja de doler y sus piernas dejan de tirar de cansancio, mientras él se quita el abrigo y lo deja sobre el perchero, se acerca y le da un abrazo.
Un abrazo cálido y muy suave, ella huele a lavanda, además tiene esos ojos enormes y amorosos. Definitivamente valió la pena conducir hasta casa solo para verla.
"Te extrañé hoy." La voz de ella es tan suave y amable también amorosa siendo todo lo que necesita para sentirse mejor.
"Yo también te extrañé, muñeca." Entierra su nariz en su cabello con el olor del champú que le gusta, y antes de que él lo desee ella rompe el abrazo dejándolos uno frente al otro unidos por el contacto visual.
"¿Qué tal el día?" El tono sigue siendo feliz mientras camina a la cocina y pone su plato de comida dentro del microondas.
Él era muy feliz siempre que lo alimentaba, a veces cuando llegaba cansado del trabajo y tenía hambre en lo último que lograba pensar era en cocinar, así que tener el plato de comida delicadamente acomodado a un lado del horno de microondas era celestial.
Aunque ella no cena con él, lo escucha hablar sobre su día y todo lo que hizo hoy, Charlotte escucha con atención hace preguntas y se involucra dentro de la plática.
Habla también sobre su propio trabajo y como le han encargado un par de nuevas piezas en las que empezará a trabajar por la mañana.
Se emociona cuando el ojiverde le dice que mañana pasará el día en casa descansando, han estado muy distantes y necesitaban un poco de tiempo juntos para que todo volviera a ser tal cual y como estaban acostumbrados.
Después Harry va hasta la habitación dónde se deshace de del saco y la corbata, también de los zapatos. Se sienta sobre la cama y al fin da un respiro.
Ella gatea sobre la cama hasta que llega a sus espaldas y empieza a acariciar y masajear sobre los fornidos, pero muy cansados hombros.
Su primera reacción es llevar la cabeza hacia atrás quejándose ante el gesto dulce y lleno de alivio, ella continúa masajeando con los dedos dulces moviéndose y deshaciendo los nudos que hay sobre su piel.