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Han estado satisfaciendose mutuamente desde que el día comenzó porque de hecho, amos ya estaban desnudos desde que despertaron porque la noche se volvió pasional  y ardiente, y la mañana parecía el escenario perfecto para simplenete hacer el amor otra vez, y luego otra vez.

Gime en frustación cuando siente de nuevo la rígida erección contra su trasero y él aprovecha la situación para frotarse descaradamente contra su suave y firme piel.

-Harry- Reprocha con voz suave, mientras disfruta de la morbosa situación de su pene frotandose contra su culo.

Es su luna de miel, están en una hermosa y completamente paradisíaca isla del caribe con una habitación de hotel con una hermosa con vista al mar. En su itinerario de viaje dice que ahora deberían de estar en una especie de recorrido túristico donde les hablan sobre la fauna y flora del lugar, pero Harry logró arreglarselas para no permitirle salir de su habitación de hotel, escabulléndose dentro de la ducha, y para la mitad de su segundo polvo la pelinegra solo soltó un suspiro cuando observó el reloj dandose cuenta que era demasiado tarde, pasaron la tarde y toda su mañana, en medio de sesiones de besos, compartiendo besos húmedos y comiendo en medio de bromas de doble sentido.

Así que estaba realmente agotada, hábian estado teniendo sexo desde que el día comenzó y sí bien ella disfrutaba del sexo que el ojiverde podía darle realmente necesitaba una siesta antes de seguir.

-Vamos, solo la última vez- Dice mientras lleva una de sus manos hasta su cabello peinándolo hacía atrás para poder besar su mejilla, Charlotte se límita a suspirar y asentir con la cabeza para darle su consentimiento para que la folle una vez más, sabiendo que a escuchado la frase "está es la última vez" al menos tres veces pero ¿Cómo puede decirle que no cuando está tan necesitado y está siendo tan dulce con ella?

Aprovecha que está abrazandola por detrás para acercar su culo hasta su erección acomoda su eje justo en donde está su centro pero sin introducirlo, solo exteriormente, porque quiere prepararla para recibirlo, así que frota la punta de su miembro contra su hinchado y sobreestimulado clitorís haciendo que jadee ante el suave roce, comienza a mover su cadera justo como cuando se hunde en suave y atorciopelado interior, solo que en lugar de sentir su cálido y resbaladizo interior, siente como sus pliegues comienzan a mojarse por sus fluidos llenando su miembro del líquido producto de su exitación deleitandose con sus suaves y exitantes quejidos.

-¿Eso te gusta?- Es una pregunta tonta, él ha aprendido a conocerla y sabe exactamente como se ve y como se escucha cuando está disfrutando de algo pero siempre le gusta escuchar cuando Charlotte dice que si con la voz agitada con los ojos chcolate apunto de cerrarse por el placer que solo él puede provocarle.

-Si. Eso se siente bien- Responde con voz bajita, con los ojos cerrados tratando de concentrarse en la placentera sensación, todo se siente tan íntimo que desearía de no tuvieran que separarse jamás.

-Vamos, conejita, quiero que digas mi nombre-Le encanta cuando ella dice su nombre mientras hacen estas cosas, no solo cuando tienen sexo de hecho, también le gusta bastante cuando susurra su nombre en medio de una sesión de besos y puede recordarle están juntos simplemente disfrutando de el cariño que pueden darse mutuamente.

Su mano anteriormente aferrada a su cintura encargada de mantenerla cerca migra hasta sus senos, cubiertos por la delgada sábana gris sonriendo para sí mismo cuando siente los duros pezones tocar sus palmas con firmeza. Sigue moviendo su pene suavemente contra su zona más íntima y comienza a jugar con sus senos, acunandolos, acariciandolos, pellizcando delicadamente los sénsibles pezones para que Charlotte pueda disfrutarlo aún más.

Cuando él siente que la húmedad del centro de Charlotte es suficiente, con la mano en la hinchazón de sus senos lleva su toque hasta su muslo izquierdo y abre sus priernas un poco, apenas lo suficiente para que pueda observar su agujero húmedo y rosado, lleva su mano hasta su eje y lo guía hasta su pequeño y apretado agujero, en cuanto introduce solo la punta de su logitud la pelinegra suelta en manera de lamento su nombre, permanece así unos segundos dejando que se acople a su miembro dentro ella para evitar lastimarla, buscando que todo sea lo más placentero posible, hasta que comienza a introducir centimetro a centimetro su miembro escuchando los suaves jadeos que suelta la pelinegra mientras siente como sus paredes se dilatan para recibirlo dentro de su sexo haciendola sentir llena.

¡Joder, Charlotte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora