026. yes, you are

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do you think I'm pretty?

Harry y Charlotte llevaban años conociéndose y al decir eso son realmente años...

Sus familias habían sido amigas desde mucho antes de que siquiera tuvieran más de cuatro años, así que ninguno de los dos podría recordar casi nada de aquella época.

En aquel momento la familia de Harry estaba tratando de mantenerse a flote después de que el padre de Harry se fuera, por su lado, el matrimonio de los padres de Charlotte estaba en unos de sus mejores momentos.

Así que pasaron su infancia en la casa del otro rotando cada fin de semana, para comer, cenar o desayunar. Ambas familias eran bastante estrechas incluso cuando la madre de Harry encontró una nueva pareja.

Y probablemente Harry nunca le hubiera hablado a Charlotte si sus padres no dijeran la frase "es una conversación de adultos" justo después de comer. Sus madres dirían algo como "jueguen en el patio" antes de sacarlos a ambos.

Así que un poco a la fuerza terminaron siendo amigos mientras no tenían más de ocho años y normalmente encontrarían un juego divertido para pasar el rato durante las largas conversaciones entre sus padres.

Luego, cuando comenzaron a crecer dejó de ser divertido revolcarse sobre el pasto y decir bromas tontas, así que generalmente pasaban el rato en la sala hablando de cualquier cosa que tuvieran en común, ambos asistían a la misma escuela así que siempre hablaban sobre los profesores y las cosas que hacían durante las clases.

Pero las cosas cambiaron cuando comenzaron a crecer y la atracción era casi esperable, después de miles de conversaciones juntos y toda esa confianza acumulada a través de los años era inherente que tarde o temprano pasaría.

Y todas las hormonas adolescentes hacían que todo fuera mucho más intenso y confuso, de hecho, ambos recuerdan un día en específico.

Cuando al rededor de los quince ambas familias fueron invitadas a una fiesta de piscina, ni siquiera eran capaces de recordar siquiera de quién era la fiesta, lo único que existía en la mente de Harry era el bikini negro y apretado que ella uso ese día.

Porque con hormonas alborotadas lo único que podía hacer era mirar, mirar las bonitas caderas que parecían burlarse de él cada que caminaba y a sus ojos no existía nada más provocador, también recuerda los pechos, lucían como si hubieran crecido y de repente la parte de arriba fuera demasiado pequeña para cubrirla, incluso recuerda cómo lucían rebotando ante su movimiento.

Definitivamente para un adolescente enamorado era demasiado para procesar y que ella tuviera la audacia de darle un pequeño abrazo luciendo así fue suficiente para terminar masturbándose en baño con la imagen de él follándola.

En la mente de la pelinegra sucedía algo similar, con los nuevos abdominales que adornaban su torso y los brazos grandes y fornidos. Era demasiado para no tener pensamientos sucios sobre él, incluso podía ver su bulto a través de las bermudas negras y la idea de frotarse o sentirlo contra ella estaba comiéndosela viva.

Cuando la tentación fue demasiada le dió un abrazo solo para sentir el cuerpo magro y fuerte contra el de ella, mientras pasaba el día sentada apretando los muslos intentando que su sexo encontrara alivio.

Probablemente fue la primera vez que sintieron una atracción sexual así de intensa en todas sus vidas, y desde ahí las cosas entre ellos comenzaron a cambiar, de repente el coqueteo ocasional o las miradas robadas entre ellos se habían vuelto costumbre.

Y Harry era lo único que Charlotte pudo pensar hasta que las cosas con sus padres empezaron a empeorar...

Su padre había comenzado a beber más de lo normal y cada vez que su madre terminaba de pelear con su padre terminaría despotricando contra Charlotte y su hermano, de repente su hogar se había vuelto un infierno.

¡Joder, Charlotte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora