Primera tarde juntos.

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***
A la hora acordada, Katsuki se encontraba solo, pues Eijirou siempre se iba al gimnasio a la misma hora.

Suponía que el vampiro no tardaría mucho en aparecer, así que esperó pacientemente.

"Me pregunto qué me enseñará el murciélago hoy."

Poco después de pensar en él, el príncipe de los vampiros apareció.

—Buenas tardes, Bakugou.

El susodicho lo miró y le respondió:

—Ya era hora, murciélago. Te has retrasado un poco.

—A diferencia de ti, tengo muchas cosas importantes que hacer. Así que, comencemos.—¿Qué quieres saber?

Katsuki agarró el libro y pasó varias hojas.

—Esto.—Dijo señalando las normas.

Izuku se sorprendió, pues pensaba que iba a preguntarle por alguna criatura mágica.

—¿De verdad quieres comenzar por las normas?

—Sí, quiero saber lo jodido que puedes llegar a estar si alguien de tu mundo descubre que estás compartiendo información con un humano.—Dijo sonriendo con malicia.

—Qué malo eres.

—Puede ser pero al menos yo no pierdo cosas tan importantes como este libro.

"Maldito. Ya me las pagarás cuando beba tu sangre, no pienso ser cuidadoso contigo."

—Bueno, voy a decirte en qué consisten.—La primera es no interactuar con un humano ni intervenir jamás en su mundo.

El rubio cenizo se empezó a reír.

—¡Ya has quebrantado la primera norma!

—Ugh, ¡no te rías!

—¿Cómo no hacerlo?—Eres un bueno para nada, creo que te diré Deku a partir de ahora.

—Pues yo te llamaré Kacchan.

—¡¿Ah?! ¡Ni se te ocurra llamarme por un apodo tan estúpido!

—¿Por qué no?—Tú me vas a llamar por un apodo insultante, así que creo que es justo que yo también te dé a ti uno que sea ridículo.—Dijo triunfante.

—Tchs, estúpido Deku...

—Kacchan, ¿quieres que esto termine aquí?—Le dijo con tono serio.

—No, continúa.

Entonces Izuku le explicó las siguientes reglas, las cuales eran: Prohibido el matrimonio entre dos especies distintas bajo pena de muerte o encarcelamiento por toda la eternidad, las Brujas solamente podrán usar su magia si están inscritas en algún gremio, los Trolls deberán mantenerse alejados de las Hadas; los vampiros solamente pueden tomarse sangre de animales salvo en caso extremo de necesidad.

—Otra norma que vas a quebrantar, vas a estar muy jodido.

—No, yo enseñaré el contrato y contaré las circunstancias, de esta manera, no me sucederá nada.

—¿De verdad? ¿Te creerán tan fácilmente?

—Por supuesto, soy el Príncipe de los vampiros después de todo.—Dijo con orgullo.

—Así que en el mundo mágico la realeza también tiene privilegios en el mundo mágico...

—Obvio, pero también tenemos muchas responsabilidades porque tenemos que aplicar las leyes al resto de criaturas.

—Sí, pero hacéis trampa porque os podéis librar de cosas que el resto no.

—Pues mala suerte. Voy a continuar, que me quedan por decirte cinco normas más.

Las siguientes normas fueron: Nadie puede insultar, asesinar o intentarlo, a ninguno de los integrantes de cualquier Familia Real pues será asesinado. No se pueden revelar secretos del mundo mágico. Prohibido enamorarse de un humano. se deben pagar los impuestos o sino, serás castigado en función de la cantidad que hayas dejado de pagar.

La última norma era que los espíritus y otras criaturas mágicas, solamente podrían ir al mundo humano el día de los muertos, aunque éstos no podrían ser vistos ni oídos.

—Esas son todas las que aparecen en esa página, hay más pero no es necesario que te las diga.

—¿Por qué no?

—Porque ya te dicho demasiadas.—¿Quisieras saber algo de alguna de las criaturas mágicas?

—Pues sí, quiero confirmar varias cosas sobre los vampiros.

—¿El qué?

—Por ejemplo: ¿Es cierto que no os puede dar el sol?

—Lo es.

—¿Os asustan los crucifijos?

—No, eso no es verdad y, antes de que lo preguntes, no se nos puede matar con una estaca ni se nos puede ahuyentar con ajo.

Katsuki se quedó sin palabras por unos instantes y le preguntó:

—¿Cómo sabías que iba a preguntarte eso?

—Porque has empezado a hacerme preguntas cliché, así que no me ha sido difícil saber por dónde iban a ir.

—Ya veo...

Ambos volvieron a estar en silencio hasta que el vampiro agarró su reloj de cadena y revisó la hora.

"Es momento de que vuelva antes de que noten mi ausencia."

—Kacchan, tengo que irme; ¿alguna pregunta más que quieras hacerme?

—Sí, ¿por qué los Trolls deben mantenerse lejos de las Hadas?

—Porque las confunden con insectos y sienten el impulso de matarlas cuando las ven.

—Tiene sentido...—Ya no tengo nada más que preguntarte, puedes irte.

—Vale.—Mañana asegúrate de tener tu cuello lo más limpio posible porque quiero mi primer pago por el tiempo que estoy aquí.

—De acuerdo pero no me muerdas demasiado fuerte ni me dejes marca, no quiero tener que aguantar las bromas y preguntas de los idiotas.

Izuku lo miró burlonamente y le contestó:

—Lo siento, no puedo asegurarte nada. Aunque lo intentaré.—¡Nos vemos mañana!

Bakugou se indignó y le gritó:

—¡¿Cómo que no me lo puedes asegurar?!

El vampiro no le respondió y simplemente ser rio mientras desaparecía.

—Tks, ese idiota... Seguro que se vengará de mí mañana por el apodo.

Resignado, se tumbó en su cama y cerró los ojos.

—Pase lo que pase, lo de hoy mereció la pena.

Katsuki estaba feliz de poder obtener información extra por parte de una criatura mágica, lo cual nunca creyó posible. Aunque el precio era un poco de su sangre, no le importaba.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Contrato con un vampiro. (Dekukatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora