Contrato con un vampiro. (Dekukatsu)

El horror.

***

Katsuki corría por los pasillos de la casa y, cuando llegó a la cocina; se topó con una escena traumatizante.

—¿Kiri...shima...?—Murmuró a duras penas, sin poder articular ni una palabra más al ver a su amigo sobre un charco de sangre y con el rostro desfigurado.

"No puede ser... Kirishima no puede estar muerto..."

No se lo creía, así que se acercó a él con las piernas temblando y, en cuanto estuvo próximo; pudo comprobar que el pelirrojo estaba muerto.

—¡Kirishimaaa!—Exclamó el rubio cenizo llorando sin ningún tipo de consuelo.

Sus lágrimas no cesaban, quería morirse.

Los vampiros lo miraban sin poder comprender por qué el humano se comportaba así, por lo que, el mayor de ellos dijo:

—Eres patético. Sólo era un estúpido como tú, ¿qué más da que esté muerto?

Bakugou se volteó furioso, pero todavía con lágrimas; y gritó:

—¡Monstruos!—¡Os voy a  matar!—Amenazó agarrando fuertemente el mango del cuchillo con la intención de atacarlos.

Sin embargo, antes de que pudiera siquiera rozarlos; alguien más apareció en escena.

—¡Kacchan! ¡¿Estás bien?!

—¡No! ¡No lo estoy!—¡Esos bastardos han matado a mi amigo!

Izuku, quien no había reparado antes en el olor a sangre por la preocupación que sentía por Bakugou; pudo detectar de dónde provenía.

"Tan horribles como siempre. Pero al menos podré salvar a Kacchan."—Pensó para luego mirar al rubio cenizo.

—Kacchan, te voy a poner este collar.—Dijo acercándose a él.

—¿Para qué?

—Luego te lo explico pero deja que te lo ponga.

Los dos vampiros no sabían qué tenía entre manos el príncipe, mas dedujeron que sería algo que les perjudicaría.

—¡No te lo permitiremos!—Gritó Toya corriendo hacia ellos.

"¡Debo actuar rápido!"—Pensó Midoriya preparándose para ponerle el collar a Bakugou.

Por fortuna, el pecoso fue rápido y pudo ponerle el collar.

Al tenerlo puesto; ni Shōto ni Toya pudieron acercarse a Katsuki.

—¡Maldito Midoriya!—¡Nos vengaremos!—Gritó el bicolor desapareciendo junto con su hermano.

***

Cuando ya por fin se hubieron desvanecido, volvió la tranquilidad.

—¿Qué ha pasado...? ¿Cómo han desaparecido?—Cuestionó el humano en shock.

El de cabellos verdes sintió lástima por Katsuki y le dijo:

—Kacchan... Siento por lo que acabas de pasar y entiendo que estés traumatizado, pero necesito que me escuches ahora, ¿de acuerdo?

Bakugou asintió y Midoriya continuó hablando:

—Este collar está hecho con el fin de protegerte contra vampiros enemigos.—Por eso han desaparecido, estarás a salvo durante seis meses.

—¿Y por qué razón? ¿Acaso sabías que iban a venir?

—No, pero me los he encontrado muchas veces en mi mundo, buscándome.

—Ya veo... Entonces, ¿el hechizo es seguro? ¿Realmente no vendrán a atacarme?

—Que yo sepa no hay ningún hechizo que pueda revertir la magia de este collar, aunque no descarto la posibilidad de que intenten hacerte daño de nuevo.—Para evitarlo, le pediré a una bruja de haga un hechizo y que así ninguna criatura pueda pasar al mundo humano.

—En ese caso... ¿no vas a volver?

—Por un tiempo no vendré, por tu seguridad.

—De acuerdo, lo entiendo.

Después se quedó callado y volvió a dirigir su mirada hacia el pelirrojo.

"Debo llamar a la policía pero, ¿qué les voy a decir?"—Pensó nervioso con la intención de buscar su teléfono.

Izuku intuyó lo que quería hacer y le dijo:

—Espera, Kacchan.—Voy a hacer algo antes de irme.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

El vampiro no dijo nada y comenzó a realizar un conjuro para con el que rebobinó el tiempo, trayendo así de vuelta a la vida a Eijirou. Cambiando únicamente el hecho de que los hermanos Todoroki aparecieran.

Katsuki fue testigo de todo ello y no se lo creía.

—¡Bakugou! ¡¿Estás bien?!—Preguntó el de dientes preocupado al verlo.

—Kirishima... ¡Kirishima!—Exclamó feliz abrazando a su amigo.

A Eijirou le sorprendió un poco que el rubio cenizo iniciase un abrazo, ya que normalmente era él quien lo hacía, mas no se quejó; pues supuso que su amigo se había sentido asustado y preocupado por él.

—Estoy aquí, Bakugou.—Fue un falsa alarma.—Le dijo correspondiendo al abrazo.

—Sí, una falsa alarma...—Murmuró sin dejar de abrazar al pelirrojo.

Estuvieron así por un rato hasta que se calmaron y decidieron olvidar lo sucedido volviendo al salón para continuar con la película.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!