El bosque de los duendes.

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***
Llegaron al bosque y Bakugou quedó gratamente sorprendido al ver una hermosa luna llena y luciérnagas iluminando el lugar.

—Es hermoso... Parece sacado de un cuento de fantasía.

—Sí, ¿verdad?—Los humanos siempre habéis idealizado este mundo y, aunque en algunas cosas acertáis, en otras vais desencaminados.

Katsuki miró a Izuku y le preguntó:

—¿En qué nos equivocamos?—Dime un ejemplo.

—Pues, por ejemplo, que no todas las brujas son malas, al igual que no todas las hadas son buenas.

—Ya veo... Entonces, supongo que tampoco todas las hadas serán hermosas ni todas las brujas serán feas, ¿verdad?

—Así es pero no te confíes mucho por muy hermosas que sean.

—No te preocupes, en este mundo solamente confío en Mi Izuku.

El vampiro se sonrojó, sintiéndose enternecido por las palabras de su amado.

"Creo que Kacchan me va a provocar diabetes, ¡es tan lindo!"

—Me alegra saberlo, Mi querido Kacchan.—Sigamos andando, aún nos queda un poco para ver el pueblo en el que viven los enanos.

—Sí.

Continuaron andando hasta que pudieron divisar dicho pueblo.

—Espera, Kacchan.—Voy a usar mi magia para empequeñecernos.

El rubio cenizo tuvo paciencia y, en cuanto el pecoso realizó el hechizo; ambos redujeron su tamaño considerablemente.

"Increíble. Casi no parece que esto sea real pero lo es."—Pensó mirándose las manos.

—¿Estás bien, Kacchan?

—Sí, sólo estoy sorprendido. Continuemos.

Los novios se adentraron en el pueblo y vieron que en él se respiraba un ambiente festivo.

—Parece muy animado este pueblo, ¿qué están celebrando?

—Creo recordar que hoy le bailan a su diosa de la agricultura.—También tendrán dulces y otras comidas típicas de los duendes, ¿vas a querer probarlos?

—Sí, tengo curiosidad.

Dicho esto, se dispusieron a explorar el pueblo. Pudiendo así mezclarse con los duendes, que parecían muy alegres y ensimismados en su celebración.

***
Curiosearon entre varios puestos de comida y artesanía.

Todo tenía muy buena pinta y no sabían por dónde comenzar a probar.

—¿Y si empezamos por el puesto de los bollos de canela?—Sugirió Bakugou.

—Sí, vale.

Se dirigieron al puesto y se compraron un bollo para compartir por si no les agradaba, mas cuando lo probaron, les encantó.

—No me suele gustar lo dulce pero esto sabe delicioso.—Dijo comiendo el bollo.

—Sí, está bastante bueno.

Después se pararon a ver una danza que era un ritual para dar suerte a las cosechas. La vestimenta que usaban para el baile consistía en una máscara con algún motivo floral, una falda hecha de hojas, los hombres iban con el torso al descubierto y las mujeres cubrían su pecho con varias hojas, variando el tamaño.

Además, cada uno portaba una rama que estaba quemada por ambos extremos y que giraban durante la danza.

Katsuki estaba como hipnotizado por aquel baile tan bien ejecutado y, en cierta parte, arriesgado debido al uso del fuego.

Midoriya observó a su novio y sonrió al verlo tan emocionado como un niño.

"Se ve muy tierno."

—¿Disfrutas de la danza?

Bakugou salió de su ensoñación y le respondió:

—¡Claro!—De hecho, nunca hubiera imaginado que los duendes pudieran bailar de esa manera porque siempre creí que serían demasiado gordos y nada ágiles a la hora de mover pero no es así. Cada uno tiene un tipo de cuerpo.

—Era obvio pero, como siempre, los humanos tenéis unos estereotipos muy absurdos.

—Yo no diría estereotipos, más bien son leyendas y mitos que se han ido transmitiendo con el tiempo.

—Esa es otra forma de definirlo pero sabes bien que tampoco estoy del todo equivocado.

—Reconozco que, en parte, tienes razón.—Ahora, ¿podemos ir a ver otros puestos?

—Por supuesto, Kacchan. Tenemos todo el tiempo que queramos.

Seguidamente, se tomaron de las manos y prosiguieron con el paseo sin ser conscientes de que había un duende que los estaba espiando sin apartar la vista de ellos.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!


Contrato con un vampiro. (Dekukatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora