Capítulo 12

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Después de todo lo había ocurrido no me apetecía estar más en ese sitio, supongo que ya cada uno se iría a su casa, pero él insistió en acompañarme y no me pude negar.

— su parada señorita

— gracias señorito - le respondí, me iba a dar la vuelta, pero volví, a hablar— gracias, gracias por este día hacía muchísimo tiempo que no me lo pasaba tan bien como hoy.— esas palabras fueron verdaderamente honestas, ya que era la verdad.

— yo también me lo he pasado genial, hoy contigo, tenemos que repetirlo más veces - aseguró con una sonrisa sincera - bueno … Yo me voy ya a casa, no me eches mucho de menos - y ahí estaba otra vez el Luca egocéntrico.

— mientras se daba la vuelta y empezaba a caminar le grité— más quisieras, payaso.

Al subir a casa, fui directa a la ducha, me puse mi música a todo volumen, la cantaba a todo pulmón mientras me enjabonaba.

Al salir de la ducha me puse una camiseta ancha y cogí una pequeña caja que tenía guardada en un armario del baño. Me senté en la cama, y procedí a sacar todas las cosas que había en esa caja.

Tiritas, vendas, alcohol, unas tijeras pequeñas, suero …

Extendí mis brazos y procedí a curarlos, ya que aún tenía las heridas recientes y los parches que me puse anoche ya estaban sucios,me puse suero para limpiar las heridas, que duele un poco, pero es soportable, luego me pongo unos parches bastantes grandes para qué cubran cada centímetro y por último las vendas para que no se despegue los parches

Este proceso llevo años haciéndolo, tanto, que casi es como un ritual que hago yo por las noches, suelen variar los lugares afectados de mi cuerpo, algunos son más dolorosos que otros, pero en días dejan de doler, cundo acabé de curarme la música se paró de golpe avisando que una notificación había llegado, extendí mi brazo para alcanzar mi móvil y vi que se trataba.

Luca me había mencionado en una historia donde aparezco yo de espaldas y de fondo la noche estrellada, en un lado ponía:afortunado de tener estas vistas tan preciosas.

Estaba flipando en colores, en que momento había decidido el que era buena idea, ¿la gente que opinaría? ¿Ahora que pasará con él?

Ni siquiera le respondí a la historia, no me apetecía en absoluto, solo me tiré en la cama esperando que mañana todo fuera bien.

A la mañana siguiente me desperté, con dolor por todo mi cuerpo, taquicardia y con muchas ganas de llorar, no tenía ni idea de por qué, pero es horrible levantarse, así, además sentía como si llevase semanas sin dormir, aunque hubiera dormido más de lo que debería, me levanté, me vestí y fui a dar un paseo antes de tener que entrar a clase.

El sudor frío en las palmas de mis manos eran notables, aún no me acostumbraba a salir sola de casa, aún sentía el miedo, en cualquier cosa, ya casi se cumple un año desde aquello, pero para mí, es como si hubiera sido ayer.

Al llegar a clase, noté cómo era el centro de atención, veía como todo el mundo susurraba mientras me miraban, yo simplemente no entendía nada.

Aunque la verdad ya ni me sorprendía que medio instituto hiciera eso, pero lo que vi en mi taquilla me dejó petrificada.

Estaba toda rayada, ponía puta, zorra entres otros muchos más insultos, vino Victoria con su nuevo grupo de amigas, sabía que había sido ella.

—mira quién está aquí, qué pena me das te has tenido que tirar al nuevo para que se quedara contigo - cada la palabra se clavaba en mí como si de una estaca se tratase.

—no me he tirado a nadie

— ¿perdona que dices?

— Que no me he tirado a Luca, y si él es mi amigo es porque él quiere, yo no tengo que manipular ni sexualizarme para que un tío sea amigo mío— no sé dé donde saqué las fuerzas ni la valentía para soltar todo eso, pero lo hice, con las mismas cogí mis libros y me fui a clase.

El día pasó ameno, aunque mi humor estaba mejorando, me dio un pequeño ataque de nervios, pero pude controlarlo, más o menos.

En la salida estaba Luca esperándome, en cuanto me vio me dio un abrazo enorme, algo que me sorprendió.

—¿Qué HACESSS? SUELTAMEEEE

—me he enterado lo que le dijiste a Victoria esta mañana, estoy orgulloso de ti porfin le plantas cara a esa estúpida.

— pues sí … Oye quieres hacer algo ahora.

—puso cara pensativa para responder - no sé … Es que me caes un poco mal la verdad.

—pero sí me amas payaso, sé que sí.

— tienes razón, chica del bus.

Mil y una heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora