capítulo 39

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Hacía relativamente poco que había vuelto a casa y no podía estar más feliz , me sentía eufórica, las cosas me empezaban a ir bien después de muchísimo tiempo. Tengo amigos, el chico que me gusta es una persona maravillosa que corresponde a mis sentimientos. En el instituto va medianamente pasable, cada vez las cosas van a mejor.

Me dirijo hacia la cocina para tomar un buen vaso de agua. Al llegar, me encuentro a mi querida madre, le doy un gran abrazo, de esos que un poco más hago que nos rompamos algún hueso, estallamos a carcajadas.

Mamá se separa de mi. —¿A qué se debe esa felicidad?—preguntó con una sonrisa burlona.

—Nada, simplemente he tenido un buen día—levanté mis hombros a modo de simpleza y me apoyé en la encimera de la cocina.

—ya, claro. —comentó mamá, no muy convencida—. ¿Y no tendrá que ver con Luca , verdad? en ese momento casi se me salen los ojos de las cuencas y la boca me llega al suelo.

- ¿Qué va, mamá, nada que ver? Somos amigos, ya lo sabes , no sé por qué dices eso, has notado algo raro? ¿O no sé , somos solo amigos ? —Me puso la mano en la boca para conseguir que me callara de una vez por todas.

—¡Ajá!— me señala con el dedo acusador-: es por él, es por Luca, ¡te gusta!—. intentaba negarlo con todas mis fuerzas , pero claro ojo de loca no se equivoca y mi madre no lo estaba, pero no iba a darle el placer de verme más avergonzada de lo que ya estaba. Me negaba rotundamente, no estaba lista para eso, y lo más sencillo que pude hacer para que no me sonsacara más información era marcharme de ese lugar que parecía un interrogatorio. Mi madre en ocasiones me llegaba a dar miedo. Podría haber llegado el detective sin duda alguna vaya.

Hoy era Nochevieja, la gran noche , donde la gente celebra el nuevo año entrante, una nueva etapa , una nueva oportunidad para mejorar, para crecer y para despedirnos de otro año lleno de desgracias, de momentos inolvidables, mágicos. Esta nochevieja era distinta a todas las anteriores y realmente estaba enérgica , feliz de que por fin tuviera a gente para poder celebrar estas fechas tan señaladas.

Me estaba acabando de arreglarme con la ayuda de mi madre, me estaba ayudando a hacerme un peinado, ya que a mí se me da bastante mal, mientras yo maquillaba mi rostro, tapando mis ojeras, quedando como si fuese una muñeca de porcelana, aplicando sobra dorada por mis parpados, un eyeliner fino y elegante, rímel para marcar más mis largas pestañas y finalmente labial rojo sangre. Nunca me había hecho un maquillaje tan elaborado, pero se sentía bien verme tan atractiva , tan sexy.

Mamá deja caer el último mechón de pelo con tirabuzón sobre mi hombro, se acerca a mí con los ojos llorosos.

—Creí que jamás te vería así.

—¿Así cómo? —pregunté con curiosidad.

—Así de feliz, así de verte a ti misma atractiva y poderosa — agarra suavemente mis manos para unirlas con las suyas—. Estoy tan orgullosa de ti, cariño, te quiero , siempre lo haré.- Una pequeña lágrimas se deslizó sobre su mejilla, se la secó , respiró profundamente y salió de mi habitación .

Este vestido es precioso, me veo preciosa.

Salgo de mi habitación. Al poco tiempo, al llegar al recibidor, me encuentro con un Luca muy apuesto, con un precioso traje negro, con camisa blanca con los primeros botones desabrochados. Estaba increíble.

—Hola— me acerqué a él para darle un fuerte abrazo. No voy a mentir que pensaba que me diría algún cumplido, pero no fue así, no dijo nada.

Al llegar a la fiesta , resulta que era como una especie de casa bastante grande, la verdad, estaba repleta de gente. Allí nos encontramos a los chicos, iban todos guapísimos, súper elegantes , y mis chicas, aún más , saludé uno por uno mientras los iba piropeando.

Como no Carlo, el alma de la fiesta, nos llevó a todos a tomarnos nuestro primer chupito de la noche .

Levantó su chupito por este año, por la gente maravillosa que nos ha traído este año , y por muchos años más juntos. Salud.

—salud— dijimos al unísono, y seguidamente bebimos ese líquido amargo y ardiente .

Estábamos todos preparados con las doce uvas , esperando a que diesen las campanadas. Se podía notar el ambiente festivo: algunas personas ya un tanto alcoholizadas, otras con una sonrisa enorme, otras añorando a sus familias; había un poco de todo.

Atenea , corre la primera que te la pierdes . La advertencia de Luca me dejó salir de mi enpanamiento. rápidamente, me metí la primera uva en la boca.

UNA... DOS... TRES... CUATRO... CINCO... SEIS... SIETE... OCHO... NUEVA... DIEZ... ONCE... DOCE!!!

—¡Feliz año! — todos empezaron a abrazarse , a felicitarse, noto cómo una mano me sostiene de la cintura y me atrae a su cuerpo, y me besa. Era él, era Luca, de repente no podía oír nada ni nadie , simplemente éramos él y yo , yo y él.

Uniendo nuestros labios y nuestro cuerpo , el beso cada vez se hacía más intenso, él ejercía más presión sobre mi cadera y me atraía cada vez más a él.

Un fuerte silbido nos hace separarnos , y efectivamente eran Ash y Carlo flipando por lo que acababan de ver.

Nosotros simplemente nos reímos . ven, sígueme . Me agarró de la mano y me llevó hasta la terraza del piso de arriba, donde se podían ver los fuegos artificiales de diferentes sitios de la ciudad. Era algo maravilloso e increíble.

—Atenea, mi chica del bus —me nombró con tantísima dulzura—. Sé que ha ido difícil, sé que los dos estamos hechos mierda, que somos unos desastres , pero, desde que te conozco, todo ha dejado de doler un poco menos, te tengo en mi mente como una playlist que jamás deja de sonar, y que jamás desearía que se detuviera. Tú, chica del bus , ¿quieres salir con este payaso?

Nuestras manos estaban unidas una vez más, nuestros ojos desnudos, los nervios a flor de piel.

Claro que quiero —se abalanzó a mí, de tal manera que mi espalda estaba echada hacia atrás. su mano sostenía mi cuerpo para no caerme , mientras nuestros labios se fundían en un dulce y apasionado beso.

Mil y una heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora