Capítulo 11

35 5 0
                                    

Al llegar al mostrador compramos las entradas, nos dieron una pulsera y unos calcetines. Cuando llegamos a la zona de trampolines había poca gente porque era entre semana y los niños más pequeños tenían clase, bueno nosotros también en realidad, pero eso que importa hoy.

Luca me tomó de la mano y huyó corriendo hacia los trampolines, haciendo que nos tropezáramos y cayéramos de culo en las camas elásticas, riéndonos muchísimo.

Primero fuimos al primer juego donde cada uno tenía que coger un palo, había de color rojo y azul, después había que subir a una especie de barandilla donde tenías que mantener el equilibrio mientras golpeabas al contrincante para que cayera en la piscina llena de cubos de espuma.

Al empezar el combate casi me caigo yo sola, pero cogí todas mis fuerzas y le di a Luca, le pillé desprevenido se cayó de pleno en la espuma.

— TOMAAAAAAAA, SOY LA GANADORA, A CHUPARLA. — estaba tan concentrada en mofarme del que no me di cuenta, cuando me agarró del tobillo y me tiró a donde estaba él.

— ahora tú tampoco has ganado porque también te has caído— me dejó con una sonrisa en la cara.

— no me he caído, me has tirado tú— recalqué.

Noto como un objeto volador impacta contra mi cara y lógicamente había sido él - es lo mismo— dijo quitándole importancia -, vale, muy guay todo ¿pero como salimos de aquí?, porque yo no puedo ni moverme, la espuma de mierda me ha dejado inmovilizado.

— mi también, je je— intentábamos movernos como pudiéramos, pero nada, era inútil, solo te hundías más, eso parecía una tortura más que un parque de diversión.

Al final llamamos a gente del personal para que nos ayudaran a salir, y claro, a todo esto no parábamos de llorar de risa porque estaba siendo un poco surreal todo lo que nos estaba pasando. Al final pudimos salir y seguimos saltando y haciendo volteretas yo por el suelo claro.

Cuando salimos ya eran cosa de las una y media de la tarde, entre que cogíamos el bus y todo iba a ser mucho más tarde, así que decidimos ir a comer a algún bar de por aquí cerca.

Entramos a uno que estaba a una calle, él se pidió una hamburguesa con patatas y yo un sándwich vegetal, pero en el fondo sabía que no iba a poder comérmelo todo.

Veía como Luca comía sin parar y no podía evitar pensar como se comía todo eso sin sentirse culpable, sin notar que con cada bocado está más gordo, supongo que se dio cuanta de que lo estaba observando fijamente.

— tragó un poco de Coca-Cola, para poder hablar— ¿sabes que la belleza no se pega verdad?

— si por eso eres tan feo— me miró con cara irritada, pero en el fondo sabía que le había hecho gracia.

— ahora en serio, ¿Qué te pasa?

— ¿Por qué lo dices? - intenté hacerme la que no sabe nada, pero con él eso no funciona.

— porque desde que nos han traído la comida solo has pegado un pequeño bocado al sándwich, y en todo el día solo te has tomado un té, deberías de estar muerta de hambre, pero, en cambio, no lo estás —su mirada era intensa, demasiado, haciendo que una vez más me hiciera pequeña ante él.

Mis ojos se cristalizaron y no pude evitar echarme a llorar, porque tenía tanta impotencia de no poder hacer nada, de ver como me estaba autodestruyendo yo sola, y no podía hacer nada más para evitarlo.

— Lo siento, lo siento, de verdad lo estoy intentando, pero no puedo, simplemente no puedo.

— el que no puedes Atenea

— comer, no puedo comer, con cada bocado me siento una foca, una bola de grasa y me entran ganas de vomitar - su cara no era de sorprendido, era como si estuviese esperando que lo dijese yo.

— ya lo sabía Atenea, suponía que tenías un TCA , y la verdad no me sorprende en absoluto, no te voy a pedir que comas por mí, sino por ti , todo este sufrimiento se puede acabar en el momento que tu lo decidas, podremos ir al nutricionista para que nos vaya dando indicaciones, y para que te hagan unos análisis de sangre para comprobar que todo va correctamente— suspiró mientras se revolvía el pelo— pero te voy a decir lo mismo que antes, todo eso pasará en el momento que tú decidas dar el paso, sé que no es fácil, pero yo te intentaré ayudar para que nunca más te sientas sola en esto.

—Todo es una mierda, es como si tuviera parásitos en mi cabeza que me dicen constantemente que estoy gorda y que nadie me va a querer así, que deje de comer y yo simplemente le obedezco.

— pues a esos parásitos habrá que fumigarlos, ¿no?,— esto era lo que más me gustaba de Luca, que siempre podía sacar algo bueno de la situación.

— ¿y como se hace eso?, si se puede saber.

— comiendo - dijo con obviedad mientras cogía la mitad de mi sándwich y me lo acercaba a la boca. Yo le cogí de la muñeca en señal, que no acercara más las comida a mí.

—no puedo, no puedo Luca - dije con un nudo en la garganta.

— solo un bocado Atenea, solo uno.

Cogí toda la valentía y mordí un pequeño trozo, me entró arcadas, pero me lo tragué, instintivamente apoyé mi cabeza sobre Luca, que ahora estaba a mi lado, mientras algunas lágrimas estaban siendo derramadas.

—Muy bien Atena, lo has hecho, estoy orgulloso de ti, shh… shh tranquila, estoy contigo, no me voy a ir.— soltó esas palabras mientras nos mirábamos a los ojos, y me acariciaba lentamente la cabeza.

—¿no te irás?

—jamás podría hacerlo, no de ti.










Mil y una heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora