capítulo 17

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LUCA

La cabeza me daba vueltas, casi ni recordaba como había llegado a casa. Lo último que recuerdo es estar con aquella chica besándonos y ya está, vaya tela.

Miro el reloj y eran las doce del medio día, no se me hacía extraño que mi madre no se hubiera levantado hace horas, ya que hoy es 1 de noviembre el día de todos los Santos, este día vas al cementerio a ponerle flores a tus difuntos y estar con la familia .

Lo primero que hice al levantarme de la cama fue darme una buena ducha después de la noche que tuve, estaba sucio, olía a sudor mezclado con alcohol, en definitiva estaba hecho un asco.

Me puse una sudadera negra y unos pantalones vaqueros anchos, me apetecía estar cómodo hoy, agarré algo de dinero y el bono para el bus.

Pasé por una floristería y compré un par de ramos de tulipanes naranjas y otro de violetas, sus favoritas. Cuándo íbamos a casa de mis abuelos siempre iba directa a la terraza llena flores que tenían y se pasaba horas tocando las y oliéndolas.

Al llegar al cementerio busqué su lápida y me quedé mirando la inscripción, obligándome a no derrumbarme ahí mismo.




Ver aquella lápida, me recordaba una vez más que ella ya no estaba, que ya no iba a poder sentir el sonido de su risa, ni sus pequeñas manos tocándome la cara, había sido el único que había ido a verla y me alegro porque si llego a ver al señor que se hace llamar mi padre aquí no sé como habría reaccionado, su recuerdo aún dolía y no sabía cómo luchar contra eso.

Al cabo del rato me marché de allí, dejando atrás una parte de mí.

Era lunes, y estaba agotado estas últimas noches, había dormido fatal, pero bueno, eso ya no era una novedad. No más entrar al instituto sabía que algo habría pasado, ya que todos estaban en grupos hablando sobre algo, lo típico, alguien le habrá puesto los cuernos a su pareja en Halloween o algo por el estilo.

En la clase de dibujo técnico escuché algo que me dejó de piedra

-¿os habéis enterado lo que pasó en Halloween con la chica esa?

-No, de qué chica hablas?- Le preguntó la amiga de esta.

-la ex mejor amiga de Victoria, dicen que la noche Halloween tuvo que ir la ambulancia a su casa, se ve que intentó suicidarse y por poco lo consigue.

-dios que fuerte, ¿qué se le habrá pasado por la cabeza para hacer eso ...?

No podía creer lo que estaba escuchando, no podía ser real, no. Ella estaba bien, ella estaba en su casa, no podría ser capaz de hacer algo como aquello.

Los nervios me concomían decidí acercarme a su casa después de las clases, para verificar que estaba bien y era todo rumores falsos que se habían inventado la gente.

Tres veces, tres veces había llamado a su casa y nadie había contestado, cogí el primer bus que vi, y fui directo al hospital más cercano. Mis manos temblaban del nerviosismo, la taquicardia estaba muy presente en mí.

Al llegar, fui al mostrador para preguntar en qué habitación se encontraba, en cuanto me lo dijeron fui lo más rápido de lo que me podía permitir, al llegar a esa habitación mi mundo se paró.

Allí estaba ella, con miles de tubos, y una máscara de oxígeno que cubría la mitad de su rostro. Me sentía como una auténtica mierda, sentía unas ganas infinitas de querer cuidarla para siempre, de tenerla entre mis brazos y alejarla de este mundo cruel.

Me puse a su altura y le acaricié lentamente su pelo, mientras estaba sumergido en mis desesperados pensamientos.


Mil y una heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora