capítulo 10

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No sé ni como llegué a aceptar la propuesta de Luca, sinceramente no sabía si fue coincidencia el vernos en el autobús o si realmente él me había ido a buscar a la playa.

Al estar tan inquieta en la cama por culpa de las pesadillas me levanté y me fui directa a la ducha, así logrando relajar mis músculos con el agua fría que salía de ella.

Mi madre hoy entraba un poco antes a trabajar por lo que me tenía que preocupar de fingir que me iba a clase, me vestí con lo primero que encontré en mi armario, ahora que pienso hace mucho que no me arreglo, o por lo menos como lo hacía antes, supongo que no he encontrado ninguna ocasión, ni he tenido ganas para hacerlo.

Me tiro en la cama a esperar a que se haga la hora.

Escucho como alguien tocaba al timbre todo el rato, no sabía quién podía ser, miro el móvil y me quedé amarilla cuando vi la hora. Eran las ocho y media, tenía miles de mensajes de Luca. Corriendo contesté al timbre y le dije que ahora bajaba. Me puse las zapatillas en el ascensor para ahorrar tiempo y en menos de tres minutos ya estaba abajo, con la mirada que me echó supe que él llevaba bastante tiempo esperándome.

— hola - dije con la cara toda roja de correr y de vergüenza, él me miró con una ceja levantada.

— ¿se puede saber por qué has tardado tanto en bajar?, bueno espera, no me lo digas, te has quedado durmiendo - su cara expresaba burla, mucha y eso hizo que me muriese de vergüenza, pero ante todo mi dignidad.

— pues no, no me he dormido - antes de que pudiera decir nada él echó a reír -

— tienes hasta la marca de la almohada en la cara - eso hizo que instintivamente me tocara la cara, provocándole aún más risa.

— encima te tocas la cara, pero como puedes ser tan payasa, ya que mientes miente bien - al ver que mi cara iba transformándose por momentos cortó la risa de golpe.

— a donde quieres ir, chica del bus? - esa pregunta hace mucho que no me la hacían, porque a nadie le importaba mis gustos, o mis preferencias, pero luca hacia lo contrario que los demás y se sentía realmente bien, raro.

Era irónico, como con él me podía sentir tan yo, tan Atenea y no como los demás querían, en tan pocos días Luca ha mostrado más interés por mí que mucha gente de mi entorno.

— notaba como estaba siendo observada por la atenta mirada de Luca, esperando mi respuesta, y no me costó mucho pensar la respuesta - dentro de unas horas abren una exposición arte en el centro de la ciudad, ¿quieres ir? - creí que iba a decir que, pero luego recordé que le encanta el arte.

— sonrió— es el mejor plan que me han propuesto en meses, pero primero vamos a desayunar que estoy desnutrido.

Fuimos a un bar que estaba a una calle de mi edificio, él se pidió demasiada comida, parecía que llevaba meses sin comer, y claro ves toda su comida y luego mi té verde con limón, pues, puedes ver una gran diferencia de gustos.

Cuando terminamos, fuimos hacia la parada del bus, ya que el centro de la ciudad estaba un poco lejos para ir andando, en el trayecto estuvimos mirando las entradas que había disponibles, tuvimos suerte de que era entre semana y que no iba a ir mucha gente por la mañana.

Al llegar al auditorio vimos un cartel donde decía que era una exposición de arte digital, inmersión sensorial.

Estaba demasiado emocionada el hecho de asistir a un evento como este, ya que nunca he ido uno y tenía que ser alucinante.

Al entrar nos dieron unas gafas 3D y nuestra identificación como visitantes, el sitio era enorme, con muchas cosas para ver y hacer fotos, primero había como un pasillo con diferentes cuadros, había rectangulares, cuadrados, incluso circulares, en algunos veías paisajes con colores llamativos, que se movían, o cuadros que eran los que más me gustaban, que eran los abstractos, porque, cada uno podía sentir una cosa diferente al observar el cuadro.

Estábamos luca y yo, observando el lienzo que estaba enfrente nuestra en silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos, mientras que cada línea discontinua formaba un contraste armonioso con sus colores sobre el fondo blanco y simple.

— que te trasmite este cuadro— Luca me pregunta siguiendo observando el lienzo.

— pues una mezcla muy contradictoria, entre belleza y caos.— él desvió su mirada a mí, con una mirada intensa y profunda de alguna manera, si eso podía ser verdad.

— ¿Quién dice que eso sea contradictorio?, la belleza puede ser sutil, elegante como una flor, o un caos como el universo, con diferentes formas, colores, pero que de alguna manera eso le hace maravilloso, especial, único.— no sabía si sus palabras tenían un trasfondo sobre algo, solo sé que me encantó.

Seguimos mirando hasta que vimos una sala impresionante, era toda oscuro y no se veía nada más que la noche estrellada de van Gogh proyectada por todas las paredes de la habitación era como entras en otro universo, y era mágico. Las caras de Luca y las mías se quedaron impresionadas con la belleza que estábamos viendo. Justo al lado mío había una tablets donde podías poner la canción que quisieras mientras veías la obra.

Iba a poner una canción, pero Luca se me adelantó y puso: (This side of paradise).

Era una canción preciosa y a mí también me gustaba.

— chica del bus vamos a hacernos fotos - antes de que pudiera decir algo me dio su móvil para que le hiciera fotos, mentiría si dijese que no me lo estaba pasando bien, ponía cada pose que era para morirse de risa.

— ¿me has sacado guapo?, que pregunta es esa siempre salgo guapo - ponía una cara de egocéntrico, y no pude evitar reír.

— guapo no, te he sacado precioso. — dije mientras caminaba hacía poner otra canción, tenía mis dudas, pero ya supe cuál poner: sweater weather.

— te toca Ate - mi cara de confusión le dejó bastante claro que no sabía a qué se refería - te toca hacerte fotos.

— no me gusta hacerme fotos, pero gracias. — intente hacerme la loca pero no coló.

— alto ahí, señorita, no era una pregunta, era una afirmación, así que tira hacia la pantalla que voy a hacerte unas fotos donde salgas más diosa de lo que ya eres.

Un poco avergonzada me puse de espaldas a la pantalla para que hiciera foto, él me dijo como ponerme porque yo no tenía ni idea de posar. Entre muchas risas y algunas discusiones tontas, ya teníamos que irnos, ya que aún nos quedaba mucho día por delante.

Nos quedamos pensando a donde ir, porque no teníamos mucha idea.

— ya sé donde, ¿te gusta saltar? - la pregunta me dejó un poco confusa, porque no sabía que tenía que ver con esto ahora, pero cuando caminamos un par de calles más, ya sabía a qué venía la pregunta.

Habíamos ido a un lugar donde había muchísimas camas elásticas para saltar, tirolinas, podíamos trepar paredes, también había piscinas gigantes de bloques de goma, espuma donde podías tirarte y no hacerte daño, y muchas más cosas parecidas.

hacía años que no iba a un sitio como este, y me entraba melancolía de cuando era pequeña y era feliz.

Mil y una heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora