capítulo 4

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Mi día estaba empezando fatal, primero me olvido de hacer los deberes de mate, luego a mitad de camino para ir a clase se pone a llover, por lo tanto, estaba empapada, mi mochila, mi ropa todo, absolutamente todo y luego la gota que ha colmado el vaso: Luca.

Al llegar a clase ignoré a victoria, ya que seguía enfadada con ella por lo de la discoteca. Porque no es que me hubiera perdido, sino que se fue con "otras amigas" y me dejo allí tirada sin importarle como iba a estar o lo que me podría haber pasado.

En clase de mate mi día empeoró ya no me bastaba con no entender ni media, aguantar a mis compañeros riéndose de mí que, sino para ya darle un toque la profe de mates esa arpía mal humorada, me trataba como culo, me ignoraba, me gritaba sin sentido alguno y luego mágicamente delante de mi madre era superbuena profe y me tenía mucho aprecio, hipócrita.

Al final me cansé, le contesté y me echó de clase y así es como acabé en la sala de actos, me aburría mucho y puse mi playlist, salió una canción aleatoria que fue (Atlantis, seafret), cada poro de mi piel pedía moverme al rito de la melodía, y es que de alguna manera sentía que esa canción estaba hecha para mí, movía mi cuerpo al son de la música creando así un contraste maravilloso, en ese momento no existía ni el pánico, ni el miedo, nada, solo yo, solo la música,

Daba vueltas, piruetas con cada paso me sentía más yo, más libre. Y es así, como decía la canción no podía salvar mi Atlantis, sentía que me derrumbaba: en mi corazón y en mi cabeza. En cuanto acabó la última nota de la melodía se escuchaba a alguien aplaudiendo, es cuando lo vi. Era él, Luca.

Cuanto tiempo llevas ahí- dije más tímida que nunca, él solo sonrío y dijo...

-El suficiente para darme cuenta de que tienes un gran talento- en ese momento me relaje y de alguna manera me hicieron sentir bien por primera vez, hacía mucho que alguien me veía bailando, y ahí estaba él, con una gran sonrisa.

Entonces siguió hablando - ¿qué haces aquí? No se supone que tenías que estar en clase.

-Técnicamente sí, pero me han echado de clase y antes de que digas por qué no voy a decirte nada- ante eso él solo levanto las manos en señal de rendición.

Vale, vale tampoco te pongas agresiva chica del bus- él sabía perfectamente que ese apodo no me gustaba nada, pero nada, de nada.

Cuando vio la cara que se me quedó me dijo que, si me saltaba última hora con él. De normal yo no hacia esas cosas, de hecho esta es la primera vez que me echan de clase, pero, estaba tan cansada de todo que accedí, y madre mía lo que me costó, hasta que no estuve a tres calles del instituto no pude respirar tranquila, sentía que en cualquier momento me iban a llevar presa, como si estuviera leyéndome los pensamientos Luca me dijo:

-Tranquilízate mujer, que tampoco te van a llevar presa por saltarte alguna que otra clase, tienes que relajarte un poco más. Venga vamos a comer algo en alguna cafetería

Llegamos a una cafetería no muy grande, pero era acogedora, Luca se pidió una taza de chocolate y una carrot cake, en cambio yo me pedí una botella de agua, no tenía hambre... cosa que a él le extrañó

Se me quedó observando por unos instantes - ¿por qué solo te has pedido agua? Eso es muy poco, toma anda te doy la mitad de mi tarta - yo me quedé paralizada hacía tanto que no comía algo con azúcar y sinceramente no quería, pero fue tal angustia la que me dio imaginar que me lo comía que tuve que irme corriendo al baño a vomitar, no podía evitarlo.

Al volver a la mesa Luca estaba muy extraño y había tanta tensión que se podía cortar con un cuchillo, entonces decidí hablar- hace mucho que no como cosas con azúcar me dan mucha angustia, y de solo pensar en tener eso en la boca me ha dado mal estar - le confesé.

Los minutos restantes que estuvimos en aquella cafetería estuvimos en silencio hasta que decidimos dar una vuelta por el centro.

-Atenea cuál es tu historia - me preguntó, me pilló desprevenida esa pregunta porque jamás me habían preguntado algo parecido a aquello

-Pues... no sé, mi nombre es Atenea tengo dieciséis años, soy de valencia, vivo con mis padres y soy hija única. Y ya esta no hay mucho más que contar - tanto el como yo sabíamos que no era la respuesta adecuada, pero decidió no decir nada y es cuando el decidió hablar

-Pues yo me llamo Luca, tengo diecisiete años, soy de aquí también, vivo solo con mi madre y tengo o tenía una hermana más pequeña que yo- después de comentar aquello su cara se convirtió en una de amargura, como si se le hubieran venido recuerdos nada agradables y me atreví a preguntar

-¿ Cómo que tienes o tenías? - comente tranquilamente, no esperaba ninguna respuesta por su parte simplemente me respondió:

-Hace mucho que no la veo- y así como si nada se acabó la conversación, supuse que esa no era toda la verdad, pero dejé de preguntar no quería incomodarle, al fin de cuentas él tampoco sabía nada sobre mí.

Al acabar el paseo me di cuenta de que Luca era una persona muy graciosa y te lo pasabas muy bien con él, algo me sorprendió, para que mentir. Cuando llegue a casa Luca seguía al lado mío, insistió mucho en acompañarme y la verdad, internamente lo agradecí bastante, no había mucha gente por la calle, cuando estábamos en el portal de mi edificio saqué las llaves de mi casa y cuando me dispuse a entrar escuche como decían:

Chica del bus, está mal irse sin despedirse - formó una sonrisa tan burlona que me dio hasta rabia, y cuando pensé que ya había terminado de hablar dijo - no vas a darme un besito de despedida

-Uno no, dos te voy a dar, payaso - su cara cada vez era más divertida y la mía también para que mentir

-¿así agradeces tú a las personas?, muy mal chica del bus - estoy harta de que me llame chica del bus, sabe perfectamente como me llamo

-A ver payaso sabes perfectamente que me llamo A.T.E.N.E.A., tan difícil es que tu minúsculo cerebro sepa guardar esa información - en ese momento parecía una niña con un berrinche, pero por favor eso me daba mucha rabia.

-Sé cómo te llamas chica del bus, pero es más divertido ver cómo te enfadas- puso una cara de angelito y se marchó.

No le di mucha importancia cuando llegué a mi casa por fin, me tire en la cama a ver alguna serie mientras acariciaba a yoda la barriga, cuando al instante me llego una solicitud de mensaje en insta.

LUCA: mañana te recojo para ir juntos a clase, a las siete en tu portal 

Mil y una heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora