Capítulo XIX: Duelen, Alarita y Dantito. Duelen.

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Maratón 2-2

Advertencia: Capítulo +18.

Aquí sí quiero mucho apoyo por parte de ustedes (como siempre ha sido), para mí este es el capítulo más importante de todo el libro. Hasta lloré cuando lo escribí.

Dueles.
Jesse & Joy

Dante

Días antes...

Cuando entro a mi habitación encuentro a Perla llorando con su cara tapada en la almohada. Desde que nos hemos ido es lo único que ha hecho, llorar.

-Hija por favor -me acuesto a su lado y palmeo su espalda mientras llora con sentimiento-. Yo sé que esto es difícil, pero nos teníamos que ir.

-No soy feliz aquí, quiero ir a la guardería, quiero a Alara... quiero irme a casa -murmura, aún sin verme.

No ha parado de decir que quiere ver a Alara, y aunque yo quiera lo mismo, no puedo tenerla cerca sabiendo que Marco está haciendo de las suyas.

Alara me importa, mucho. Pero por Perla hago lo imposible, es mi hija, la única que sé que jamás me abandonará; de solo ver que fue al hospital debido a algo que la intoxicó en ese restaurante, no pude evitar pensar que fue él.

Marco.

No sé cómo lo hizo, pero no iba a tener a mi hija más en ese lugar.

-Algún día regresaremos, pero necesito que comprendas las cosas.

-Algún día suena mucho -refunfuña y finalmente me mira, apartando las lágrimas de su rostro-. Ya no estoy enferma, papá. Podemos regresar.

-Cariño -la cargo y la siento en mi regazo-, es hora de que vivas un nuevo ambiente aquí, además, estarás cerca de tu abuela. ¿No era lo que querías?

-Pero también quiero estar con Alara.

-Yo también quiero lo mismo -tomo un pañuelo para quitarle las lágrimas secas-. Quiero que entiendas que, en este momento, Alara y yo no estamos bien y necesitamos estar distanciados.

-¿No la vas a volver a ver? ¿La odias?

Sonrío.

-Nunca se odia a las personas que quieres, Perla. Por eso mismo, cuando sabes que algo te hace daño, por más que quieras tenerlo, debes dejarlo ir. El amor es complicado y no eliges a quién querer, pero yo quiero a Alara, quiero que sea feliz... si seguía cerca de ella, jamás iba a encontrar su felicidad.

Me gusta que Perla sea inteligente y que capte lo
que le estoy explicando.

-¿Hacías que a Alara se le rompiera el corazoncito? -señala con su índice la parte donde tengo el corazón.

Asiento, tristemente. Ahora soy yo el que quiere llorar.

-Y me arrepiento, mucho. Yo solo quiero que sea feliz -repito-, y sé que conmigo no lo iba a conseguir.

-Te amo, papá -su voz infantil hace que mi corazón lata con fuerza-. Te amo mucho.

Me abraza y me aferro a ella, Perla es mi adoración. Yo no sabría que habría sido de mi vida si no la tuviese a ella, es la razón por la que quiero ser alguien mejor.

El jodido Karma de DanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora