Capítulo III: Los que leen son alienígenas.

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Comenten mucho, me gusta leer los
comentarios, ya lo he dicho ahshajsj <3.

Dandelions
Ruth B.

Alara

Cierro la puerta y tiro las llaves a donde sea, caigo de volada al sofá y bufo, qué día tan ajetreado.

Me la pasé el día entero en toda la ciudad, entregando pedidos.

Se podría decir que soy multitasking. Paseo perros, trabajo en la heladería de mi hermano, entrego pedidos de comida rápida...

Además, mi grupo de lectores cada vez se expande más. Técnicamente, no tengo tiempo libre, solo para dormir.

Si quiero mantener este pequeño departamento, tengo que trabajar y luchar para conseguir más.

Tuve que pagar la universidad por mí misma, mis padres no querían que estudiara cinematografía, pero obviamente no les hice caso.

A pesar de que haya terminado mi carrera hace un año, no he conseguido ni una sola oportunidad para hacer un anuncio siquiera, pero yo estoy segura de que algo llegará.

Alcanzo mi teléfono para llamar a Kai, el cual contesta en el tercer pitido.

¡Alara! ¿Qué cuentas?

—Ahora mismo, me estoy muriendo del sueño
—estrujo mis ojos y bostezo—. Quería saber si puedes abrir el club por mí mañana, llegaré un poco tarde.

—Claro, sabes que no me molesta. Pero ¿pasó algo? Muy pocas veces llegas tarde.

—Tranquilo, estoy bien —me quito la gorra y me siento en el sofá—. Es que tengo que hacer algunos pedidos y no me dará tiempo.

—No te preocupes cuenta conmigo.

Suelto un resoplido de alivio.

—Gracias —juego con el hilo de mis pantalones—. Oye, y... ¿tu amigo irá?

Se queda unos segundos en silencio, creo que no tuve que haberle preguntado eso.

—¿Hablas de Dante?

—Sí, es que me lo encontré en la heladería de mi hermano y lo invité al club, pero no sé si irá.

Mmm —mierda, ya sé el gesto que está haciendo—. ¿Y cómo para qué te gustaría saber?

Piensa rápido, Alara.

—Eh... porque —carraspeo—... su hija me cayó muy bien y por lo de Rory me gustaría recompensarlo, puedo regalarle un libro.

Escucho como bufa.

Pues te quedarás esperando. Dante no sabe ni abrir un libro —ríe.

—Ah, bueno —trato de ocultar que eso no me desanimó—. Nos vemos mañana entonces.

Cuídate, Alara —cuelga.

El jodido Karma de DanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora