Capítulo XIII: Tienes dos opciones: Me besas o me comes, tú decides.

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No me he sentido bien emocionalmente los últimos días, por eso tardé en actualizar.

Aprovechando que pude descansar la vista, pude revisar el cap y aquí se los traigo.

Vuelvo a insistir con que comenten y le den apoyo a este cap, y a los siguientes que vaya a subir. Un escritor dura horas, hasta días haciendo un cap. Como agradecimiento, con un voto y comentario hacen mucho.

Créanme que ser lectores fantasma desanima mucho el autor.

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The Night We Met.
Lord Huron

Dante

No hemos transmitido ni media palabra, ella ni siquiera me ha mirado a los ojos. Me siento el ser más despreciable que hay en la humanidad.

Cuando recibí la noticia de que mi padre murió, sólo me quedé en silencio y estático en mi lugar. Cuando fui a Miami, a visitar a mi madre, aún no había reaccionado ni entendido nada.

Todo fue hasta que vi a Alara frente a mí, cuando me tiré encima de ella para romper en llanto y
sacar todas las lágrimas que no he sacado desde hace años.

Sí, me derrumbé frente a Alara, y no me avergüenza en lo absoluto. Es más, a pesar de que no me quiera hablar jamás en la vida, yo me sentí en paz.

Ahora mismo quiero a Perla entre mis brazos para que me diga que todo va a estar bien, no tuve que haberla dejado, pero en estos instantes mi madre necesita un poco de apoyo y me dijo que no me la llevara.

Me hago un ovillo en la cama y abrazo con más fuerza la foto de mi padre. Hace años que no nos vemos, y lo que más me duele, es que nunca pude arreglar las cosas con él.

Saco mi teléfono y lo conecto a la bocina bluetooth que tengo. Deslizo entre toda la música y me detengo en la canción The Night We Met, la reproduzco y dejo el volumen moderado para no molestar a Alara.

Aún no sé si se ha dormido, pero tampoco quiero ir a comprobarlo. No soporto ver que ella esté así por
mi culpa, la hice tener la segunda peor noche de su vida, aunque puede ser que esta se convierta en la primera.

La puerta se abre lentamente y alzo mi cabeza para ver a Alara entrar. Tiene una de mis camisas que le queda como una bata y el pelo todo mojado por la lluvia.

-Alara -dejo la foto de lado y me siento en la cama-. ¿Quieres qué duerma en la sala? ¿O te molesta la música? Si quieres puedo quitarla.

Ella no responde, lo que me inquieta más.

Se acerca a pasos indecisos hasta mí y se sienta en la esquina de la cama, estando cerca de mí.

-No fue tu culpa.

-Sí lo fue, y no me hagas cambiar de opinión porque sí lo fue. Tú misma lo admitiste.

-No sabía lo que decía, ¿bien? -sostiene mi nuca- No quiero que vivas con la culpa de algo que no tienes. Igualmente Marco iba a buscar una forma de arruinarme la noche.

El jodido Karma de DanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora