Capitulo 19.

575 91 34
                                    

¿Qué es lo que más anhelas miserable humana?

—Yo quiero...

Ante mis ojos se desplegó el más atemorizante desfile de masacres, liderado por un desquiciado y sádico ser traído desde las penumbras del Inframundo por mí.

Debo aceptar que ver en primera persona como descuartizan humanos como si fueran ganado es poco ortodoxo, pero observar a Caín en este estado, con una sonrisa afilada de oreja a oreja y con los ojos destilando sadismo y emoción, matando a todo aquel que se meta en su campo de visión, teniendo pleno conocimiento de que él está a mis servicios, es realmente excitante.

Los hombres le disparan en múltiples ocasiones y ni una bala lo roza, ante los proyectiles solo parece divertirse, esquivando los balazos y cortando a todo aquel que se le atraviese. Los miembros vuelan por doquier, manchando de sangre todo a su alrededor. El demonio está tan concentrado en su letal danza, que es casi divertido verlo asesinando, no usa nada más que sus propias y afiladas garras para cortar los pellejos, tanto de los hombres como de las mujeres, sin medir su sexo, género o edad, solo destroza a todo lo que se le ponga delante. Poco tiempo después, ya no hay un alma que este de frente a él.

La escena podría tornarse horriblemente asquerosa para los débiles de estómago y de corazón, hay una pila enorme de cuerpos amontonados y sin contar los que fueron desmembrados hasta el punto de volverse un puzzle sin armar, con todas los brazos, piernas y cabezas mezcladas entre sí, con Caín a un lado, disfrutando de los resultados de su propia carnicería.

Su pecho sube y baja, logro verlo fácilmente a pesar de que estoy a sus espaldas, la sangre corre por todo su cuerpo, bajando de sus enorme hombros por su piel canela, cayendo por su torso hasta perderse en el extraño trozo de tela color marrón que rodea su cintura y cae por sus enormes piernas, cubriendo donde es importante. Lentamente, sus enormes garras van perdiendo tamaño y terminan por volver a la normalidad, su trabajo ha terminado, y ha concretado en un minuto lo que a mí me hubiera costado toda una eternidad.

Él gira su cuello hacia mi y termina observandome por encima de su hombro, lentamente echa su cabeza hacia atrás sin dejar de observarme, y me regala una enorme sonrisa repleta de satisfacción. Aunque esté bañado en sangre y aún estén a la vista sus filosos dientes de cocodrilo y sus ojos afilados, no puedo evitar pensar que se ve realmente guapo.

—¿Crees que me veo guapo?—Pregunta, con burla, mis mejillas arden ante esto—No te preocupes, yo también pienso que eres realmente bonita, a pesar de que estás hecha un desastre.

Me quedo en blanco, jamás pensé que él llegara a decir algo como eso.

—Listo.

Caín es simplemente la pieza más eficiente que tengo a la mano. Aunque creo que le está pasando factura su teatro sanguinario.

Parece que sus piernas fallan ante su peso, justo cuando las marcas negras que rodean su cuerpo empiezan a crecer, rodeando no solo su torso sino también sus brazos, hasta llegar a su cuello, cortándole el flujo de aire, Caín forcejea y trata de quitarselas con las manos, pero solo hace que crezcan más y pongan más fuerza en su cuerpo, observo como su músculos se empiezan a tensar, dejando salir enormes venas debido a la presión, el rostro del demonio es una mezcla de odio y dolor, sus dientes chocan entre sí, produciendo un sonido similar al que se hace cuando pasas tus uñas por una pizarra, y aúnque me aturde, no digo una palabra, porque estoy segura que él la está pasando mucho peor, no le debe quedar nada de energía para pelear contra lo que sea que lo este atacando.

—Carajo...—Logra pronunciar con creces, nuestras miradas se conectan y siento un extraño burbujeo en el estómago cuando noto el dolor en sus ojos—...Lo siento, Ada—a pesar del dolor que parece sentir y la presión que hay en su cuerpo, Caín me sonríe con la misma intensidad que siempre—No podré ayudarte por ahora.

CAÍN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora