Capítulo 30

424 51 30
                                    

Narra Ada.

Tomo la botella de vino que me ofrece la azafata y yo misma me sirvo el vino en la copa, dejandola en la mesita que separa mi asiento con el de Dorian, que me observa por encima de su celular.

—Esto es muy precipitado, Ada.

—Es tu maldita culpa, si hubieras investigado bien los antecedentes de esa zorra no hubiera tenido que huir.

—Sabes como trabaja la CMSI tenía el historial limpio.

—Tienes que ser más cauteloso, Dorian, ¿Qué hubiera pasado si Caín no me hubiera seguido?

Miro de reojo al demonio que está viendo alguna novela en la pantalla de su asiento, mientras come pollo frito. Levanta un segundo la mirada y me lanza un beso, a lo que yo vuelvo mi mirada al rubio.

—Igual no tenías que salir tan precipitadamente, los tratos que cancelaste te costarán una buena pasta.

—No me interesa, igual detestaba fingir cosas que no soy—Murmuro, cruzando mis brazos —Ademas, si decidieron atacarme sin pruebas, sabiendo que llevaba un par de años lejos de Italia, es que dejó de importarles si tienen material jurídico, tratarán de joderme sin importar qué.

—¿Como sabes que no tienen pruebas de algún delito, Ada?

Lo observó de reojo, enarcando una ceja—¿Crees que si tuvieran una prueba me hubieran tendido una trampa como esa, alejándome de la sociedad y llevando todos esos militares? No querían capturarme, querían que desapareciera sin dejar rastro alguno.

—Tienes un punto—Me da la razón, para después masajearse la cien—Es ese coronel que acaba de ser ascendido, me habían dicho que era osado y no seguía las reglas, pero jamás pensé que haría algo tan ridículamente osado como el tenderle una trampa a una joven magnate, no es como que tratarán de matar a un vendedor de hot dogs, obviamente la gente preguntaría por ti.

—Entonces ya sabemos que lo que tiene de osado lo tiene de idiota también—Respondo, un pensamiento inunda mi mente y termino por reír—Me gustaría ver su rostro cuando vea el desastre que hizo Caín con sus hombres.

Dorian frunce el ceño—Debo admitir que aunque es muy efectivo, sus métodos son un poco ortodoxos—El rubio mira a Caín, que sigue embelesado—Si hizo la misma masacre que desató el día de tu cumpleaños, lo más probable piensen que tienes un monstruo cuidándote.

Mi vista recae en él—En parte puede que sea cierto.

Caín hace una mueca y grita a la pantalla—¡Vamos, Betty, tu enséñale quien manda!

—Aunque un monstruo muy idiota.

***

El viaje en el jet fue pesado y el viaje en auto aunque poder más. Gracias al cielo no tuvimos que esperar, Tyron nos esperaba en el angar. Y lo que hizo más molesto el trayecto fue Caín preguntando desde el asiento del copiloto, cuanto nos faltaba para llegar a la mansión cada cinco minutos.

Cuando llegamos a la finca, me sorprendió ver una gran cantidad de autos saliendo y entrando de está, la mayoría no tenían placa y eran vehículos viejos y oxidados.

Me dirijo a Tyron—¿Como se comportan los trabajadores?

—Normalmente son eficientes, hay un par que han sucumbido a sus deseos y se han vuelto inútiles—Tyron estaciona el auto y procedemos a bajarnos, Caín levanta la cabeza y mira el auto que llega después de nosotros —Los que ven aquí son todos mensajeros, son los únicos que pueden entregar el dinero recolectado, los implantes en su cuello los delatan si tratan de salir de la ciudad.

CAÍN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora