CAÍN.

Capitulo 38

La gente a mi alrededor porta caros y lujosos trajes confeccionados a mano, obviamente mi padre no me permitiría ser la excepción en la fiesta y muy en mi contra, me obligó a usar un traje de color gris, extremadamente caluroso, el clima en Italia es realmente molesto, ni siquiera siendo invierno parece haber suficiente frío para mí.

Pasan repartiendo champagne en copas de cristal, y desde la esquina en la que estoy logro escuchar a la anfitriona reír de forma exagerada y molesta, no me cuesta mucho encontrar a la mujer de 1:70 con vestido color verde y cabello rubio que parece ser el centro de toda la atención, está luciendo ante todos un enorme anillo de diamantes en su mano izquierda, es la esposa del Juez de la mafia, Adam Stallone. Es ridículo que sea ella la que esté en el centro de todo, puesto que tengo entendido, está es una fiesta de cumpleaños y no cualquiera está cumpliendo años. Es la hija mayor del enemigo de mi padre, otra heredera como yo.

—Kael, ven aquí—Me llama mi padre, yo me alejo de la pared y me acerco a él que me hace señas para que lo siga fuera del salón donde se está llevando a cabo la fiesta—Adam nos pidió ir a un lugar más privado.

Caminamos por la mansión unos segundos, el lugar es relativamente modesto y pequeño a comparación de nuestro hogar, pero según tengo entendido el jefe de la mafia italiana es más pretencioso que el mismo Mariano Virtonelli. Unos momentos después llegamos a una enorme puerta de madera macisa, mi padre toca y abre, dando paso a un enorme despacho, con techo alto y un ventanal enorme.

Cerca de la puerta está Adam, sosteniendo una botella de whisky y un vaso con hielo. Es un hombre alto y con buena forma, tiene el pelo negro y los ojos azules, cuando llegamos muestra una sonrisa arrogante y se nos acerca.

—Kyros, que gusto me da que hayan podido venir, tenemos algunas cosas de las cuál hay que hablar—Se dirige a mi padre, pero entonces se da cuenta de mi presencia y rápidamente me saluda—Kael también está aquí, espero que te esté gustando el ambiente aquí, se que no eres muy partidario de salir de Rusia.

—Gracias por invitarme—Respondo, eso no está ni cerca de ser lo que en verdad quería decir, pero se cuando no tengo oportunidad contra una persona, y Adam es uno de ellos—Es una mansión hermosa.

—Nah, no mientas, es un cuchitril, si no fuera por mi padre hace siglos las hubiera demolido...—Su voz jovial es interrumpida por la puerta del despacho que se abre, por esta pasa un hombre de cabello rubio, alto y fornido, extiende más la puerta, dejando a la vista a una niña delgada, que se esconde detrás de él—Me encanta la sincronía perfecta, ven aquí Ada.

La niña camina con arrogancia hacia su padre y se para a su lado, tiene puesto un vestido de seda con capas de color azul cielo con un lazo en el pelo del mismo color, su cabello es negro muy liso y sus ojos son iguales a los de su padre. Son dos zafiros que me miran con desdén.

—Entonces está es la famosa cumpleañera, ¿no es cierto? Se parece mucho a tí, Adam.

El italiano sonríe, y automáticamente la niña habla en ruso, haciendo una reverencia.

—Mi nombre es Ada Stallone, es para mí un placer conocerle, señor Sciorllina.

—¿Me dijiste que cumplía 8? Tan pequeña y aprendió ya a hablar ruso—Me da un golpe en la espalda, siento un asco profundo cuando este hombre me toca—Deberias aprender más de la princesita, hijo, está si que es una heredera digna.

Observo con fastidio a la niña unos 10 años menor que yo, que parece no importarle que sea del doble de su tamaño, ella me responde la mirada con tanta intensidad como la mía y puedo notar en sus ojos zafiro, algo que me inquieta, sin poder definir que es.

—Esa mocosa no está ni cerca de ser una heredera digna—Escupe su padre, quedo boquiabierto, la niña no reacciona, es como si no le importara en lo mas mínimo—Empezando por tener el mismo caracter de esa inglesa presumida, gracias a dios ya no es mi maldito problema.