Capitulo 43

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Estoy rodeada de oscuridad, mis ojos no pueden ver más allá del negro horizonte, ni siquiera puedo ver el suelo que estoy pisando, solo hay oscuridad, levanto mis manos y me sorprende ver qué si logro distinguir mi piel blanca entre toda la oscuridad,  soy capaz de ver mi cuerpo, pero nada más. Como si estuviera en la nada.

Escucho como susurran mi nombre, pero no me inmutó, no sé de dónde provienen las voces si no hay nada, pero no logro encontrar a los dueños.

—Ada.

Bajo la cabeza, hay un niño parado frente a mí, no ha de tener más de 9 años, tiene puesto una camisa blanca y unos pequeños pantalones azules, su cabello rubio brilla como el sol y sus ojos azules parecen destellar.

—¿Adrian?

—Hermana... ¿Qué haces aquí?

—Adrian ¿De verdad eres tú o solo eres parte mi imaginación?

Él frunce el ceño, haciendo un gesto bastante adorable.

—¡Yo soy yo! Pero ¿Quien eres tú? ¿De verdad eres mi hermana Ada?

Me siento demasiado mareada.

—No sé ¿soy tu hermana? No recuerdo nada.

—Porque la última vez que te vi, no eras tú, era otra Ada, mucho menos Ada y más papá, pero ahora pareces más Ada que papá y eso me alegra mucho, te extrañé muchísimo.

Adrián me abraza y cuando siento sus brazos a mi alrededor, mi cuerpo empieza a dejar de reaccionar y mi mente se nubla.

—¿La última vez....que nos vimos?... Eso fue cuando tú...

Ada...

Escucho a lo lejos como me llaman, el niño parece asustarse, gira la cabeza y parece ver algo entre toda la oscuridad, su pequeño rostro se llena de lágrimas y me toma por los brazos.

—¡Tienes que irte, Ada, tienes que olvidarnos! ¡No puede encontrarte aquí!

—¿Qué? ¿Quién? Adrián no entiendo, no te vayas...

—¡No! ¡No puede llevarte contigo, Ada! ¡Tu no eres como él! ¡Tienes que hacer algo! ¡No puede encontrarte! ¡Tienes que irte!

—Pero tú estás aquí, Adrián, ¿A dónde más iría? Quiero estar contigo.

Empieza a temblar y sus pupilas giran hacia atrás, dejando sus ojos blancos—¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes!

Lo tomó de las manos y lo zarandeo, para que reaccione—¡Adrián!

Él se detiene, sus ojos vuelven a posarse sobre mí, entonces habla.

—Nos encontró.

Sin mediar palabra, algo parece jalarlo lejos de mí, arrastrándolo por la oscuridad hasta desaparecer.

¡Hermana!

—¡Adrián!

Abro los ojos y me levanto de la cama, con el corazón en la boca, estoy desnuda, cubierta solo por una sábana. Caín está en una esquina, también desnudo, mirando videos en mi teléfono, me mira por encima de su hombro y es cuando suelta el aparato.

—¿Ahora me engañas con un tal Adrián?

Ruedo los ojos y me vuelvo a cubrir con la sábana, el demonio se mete por debajo de esta y se sube encima de mi.

—Las pesadillas habían cesado ¿Que paso ahora?

No lo miro cuando le respondo.

—Fue un sueño extraño, ví a mi hermano.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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