Capitulo 5.

1.5K 216 30
                                    


—Ridículo, completamente ridículo—Murmuro, mientras salgo del baño con la toalla envuelta en mi torso, tengo menos de 20 minutos para alistarme, hay una fiesta en la casa Virtonelli, y Dorian me dijo demasiado tarde—¡¿Cómo espera que me arregle decente en tan poco tiempo?!

Me quito la toalla frente al espejo, empezando a colocarme la ropa interior, doblo la cintura para subirme las bragas, el cabello se me pega en la cara, y me fastidia, vuelvo a mirarme en el espejo, y me llevo un susto de muerte cuando veo a Caín acostado en mi cama, con una pierna encima de otra y la cabeza recostada en sus antebrazos, observandome con sus ojos llenos de curiosidad mientras me visto.

—¿Por qué tanto problema en arreglarte? Simplemente ponte algo y ya—Dijo, encogiéndose de hombros.

Tomo la toalla y me tapo como puedo con ella—¡Tu no te metas en eso! ¡Además, ¿que carajos haces ahí?! ¡¿Acaso no ves que me estoy cambiando?!

—Uy si, estás desnuda, mucha cosa—Se burla, haciendo movimientos con las manos, y torciendo los ojos—Para tu información, genio, te veo desnuda todo el tiempo, cuando te bañas o cuando te quedas como idiota mirándote en el espejo desnuda, solo para sentirte una escoria, eres una masoquista.

Siento como me hierve la sangre y se acumula en mis mejillas, tiene razón, cada vez que paso por un espejo me veo, aunque me de asco, lo sigo haciendo, como castigándome a mí misma.

—¡Cierra la boca, desgraciado! ¡Y desaparece de mi vista!—Grito, Caín frunció el ceño y desapareció al instante, volteo de nuevo al espejo, empezando a peinarme—Ugh...mierda...

Hasta que algo susurro en mi oído—¿Creíste que te complacería, mocosa?

Caín apareció a mi lado, inclinado hacía adelante. Es tan difícil saber que va a hacer o que piensa, es tan impredecible. Me traicionara en algún momento, lo sé. Le di acceso a todo lo que tengo, y cuándo él decida joderme, tendrá todo el poder para hacerlo.

Pero, aunque sea un demonio devorador de almas, no logró controlar los impulsos de observar fijamente su belleza.

No puedo evitar mirarlo por unos segundos, tiene marcas alrededor de todo el cuerpo y que suben por su cuello, aún no sé que son, pero son realmente llamativas, destacan en su piel morena de una forma extraordinaria, tan fantástica que era imposible que fueran de una tinta convencional, era obvio que era mágicas.

Además de que su cuerpo estaba magníficamente torneado, tiene una complexión perfecta, no se si fue bendecido por Dios o por el Diablo, pero el maldito tiene un potencial increíble.

—Ada, no es que me moleste que me contemples de esa manera, pero esos veinte minutos de los que te estabas quejando, se reducieron a díez.

Despierto del trance, y volteó corriendo terminando de ponerme la ropa interior, para tomar el vestido que previamente elegí, decidí optar por uno negro, de mangas largas con un escote cruzado, es suelto abajo, y me pareció bastante correcto y formal para una ocasión así, tomando en cuenta que acabo de pasar por una perdida muy grande.

Me apresuro a peinarme, decidí batirme el cabello y dejarmelo en ondas sencillas, para correr a maquillarme.

Salgo de la habitación a pasos grandes, mis tacones suenan por todo el pasillo, haciendo eco, bajo las escaleras casi corriendo, Dorian me espera abajo, maldigo a los hombres y su facilidad para vestirse en cuestión de segundos.

—Tardaste demasiado—Se quejó, le pase a un lado, ignorandolo y seguí hacía la puerta de entrada—La fiesta empieza en 10 minutos.

Me volteó hacía él y le sonrió de manera socarrona, puedo divisar a Caín siguiéndolo detrás, sus ojos brillantes me miran con un brillo siniestro.

CAÍN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora