Capitulo 6.

1.1K 204 39
                                    

Hola, Ada, ¿Qué tal si jugamos un poco? Si eres una buena niña no te castigaré.

Abro los ojos de golpe, siento como el corazón me da un vuelco, mi garganta esta seca y rasposa, me estoy conteniendo por completo para no vaciar lo poco que tengo en el estómago por el piso de mi habitación.

De nuevo esa maldita pesadilla, se repite cada noche, no me ha dejado descansar, apenas logro dormir un par de horas y esos malditos recuerdos convertidos en pesadillas me envuelven y me hacen desear estar muerta.

Me levantó de la cama y caminó al baño, me enjuagó la boca en el lavamanos, me echó un poco de agua en la cara, para así despertarme por completo, levantó el rostro para verme en el espejo y hay una sombra enorme acechándome por el reflejo.

Volteó casi brincando, pegándome al lavamanos, antes de notar que es el bastardo de Caín—¡Hijo de tu maldita madre!

Estalla en carcajadas burlonas y graves que retumban en mis oídos, los dientes me crujen, siento la piel completamente erizada, las rodillas me tiemblan. Es una mierda poder evitar que mi cara refleje mis emociones, y no poder controlar las respuestas involuntarias de mi cuerpo.

—Niña...

Le paso por un lado, y caminó a largas zancadas hacia la habitación, empezando a quitarme la ropa, miró la ventana, aún no amanece. Y ya no puedo dormir más.

—Niña.

—¡Vete al maldito infierno!

—Lo siento, ya vengo de allá.

Me terminó de vestir, ignorandolo y caminó hacia afuera, me está palpitando la cien, y los chillidos de Caín no me dejan en paz.

Abro la puerta del despacho y me siento en el escritorio, tal vez revisar las cuentas me de sueño un poco de sueño.

La luz de la laptop me quema las retinas, leó de nuevo los avances de todo lo que he hecho está última semana, los ingresos han vuelto a la normalidad, y las cuentas han sido reconfiguradas, los oficiales no han lograron hacer verídicas sus sospechas del lavado de dinero. Los hoteles dan buenas ganancias, lo cuál hace desvanecer hasta la más mínima creencia de fraude. Cualquiera podría creer que un hotel cinco estrellas en las costas de Dubai genera un millón de dólares al día. Claro, con el manejo correcto.

Han pasado un par de horas, ya siento como me pesan los párpados, pero el artículo que estoy leyendo esta interesante.

"Nueve adolescentes desaparecidas en lo que va de mes"

Eso es lo que reza el encabezado, y acontinuación una serie de fotos de chicas de entre 15 y 17 años, ya ni siquiera me extraña.

Pero algo me llamó mucho la atención, y es que las chicas de las fotos se me hacen muy conocidas, es más, juraría que las he visto una o dos veces, pero no recuerdo dónde.

Sigo bajando, y logro ver sus apellidos, son niñas de cuna rica, la mayoría son adineradas, otras no tanto.

"Todas asistían a la preparatoria Magno, en Roma"

Ajá. Estudian en el mismo instituto que yo.

—¿Y eso que te interesa?—Pregunta Caín, paseándose de aquí a allá, con una manzana en la mano, mi manzana—Son solo niñas, hay aproximadamente 100.000.000 como ellas.

Ruedo los ojos—No me interesa demasiado, solo me da curiosidad.

Son cercanas a mí, tal vez no completamente conocidas, pero las logré reconocer, estudian en el mismo colegio en el que yo lo hacía, y no me siento para nada tranquila sabiendo que hay alguien por ahí secuestrando estudiantes.

CAÍN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora