Capitulo 37.

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Escucho voces a mi alrededor, el palco en el que estoy a pesar de estar cerrado al público normal, parece estar abierto para cualquier persona "importante" que venga a ver las peleas.

Había escuchado de este sitio, pero jamás había pisado un lugar así, me parece bárbaro y denigrante que se encierren en una jaula sucia y peleen como bestias para entretener a asquerosos y morbosos ricos. Pero claro, no creo que ese sea el motivo que impulsa al hijo del jefe de la mafia rusa a cometer sádicos homicidios con sus propias manos frente a una cámara y decenas de espectadores.

No es necesario que lo anuncien, no hay árbitros, solo un par de guardias armados que custodian desde afuera de la jaula, cuando una de las puertas aledañas a ella se abre, dando paso al mastodonte de pecho tatuado y sonrisa maliciosa, Kael Sciorllina, con solo un pantalon de jeans flojos y gastados. sus grandes puños están cubiertos de vendas blancas, está esperando que traigan a su víctima.

No, Kael no lo hace para entretener a otros, él disfruta de la matanza, disfruta de tener el completo poder dentro de esa jaula y fuera de ella.

¿Tú no disfrutas también del poder niña?

Siento un escalofrío, el susurro fue tan cerca de mi oreja que casi pude sentir como me respiraban en la nuca, el demonio pasa su enorme brazo por el espaldar de la silla y se aferra a mi hombro, con la vista a la jaula.

—¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que te quedarías en Italia.

—No, vine a disfrutar el espectáculo.

Procuro ignorarlo, a este ser parece darle riendas el que le ponga atención. Y la verdad no quiero que haga un espectáculo frente a la gente más importante del bajo mundo.

—Oh miren a quien trajo el gato—Escucho una voz con acento italiano pronunciado, giro un poco la cabeza solo para observar al mismo Mariano Virtonelli, con un puro humeante en su mano y un sombrero de copa a juego con su impecable traje—O mejor dicho, el lobo.

Sonrío con modestia, pero maldigo para mis adentros, nunca imaginé que el mismísimo rey de la mafia se presentaría a un evento tan apresurado.

—Mariano querido, cuanto tiempo sin verlo ¿No?

—Mas o menos 5 años, pero claro, la princesa de la mafia Ada Stallone, es una mujer ocupada—Se acerca un poco más a mí y procede a señalar el asiento aledaño al mío—¿Me permite sentarme?

—No debería siquiera preguntarlo, para mí es un placer.

A pesar de las luces tenues que hay en el enorme lugar, logro ver algunas de las muchas cicatrices que adornan el rostro arrugado de Mariano, que se quita el sombrero y se coloca el tabaco en la comisura de los labios, dando una calada profunda y exhalando una enorme nube de humo.

—Entonces rechazaste a mi nieto, para casarte con esa cosa—Señala al hombre que espera impaciente en la jaula. Procuro no mirarlo, su tono de voz es severo, no está para nada feliz con mi elección—Pensé que la mujer que levanto con sus uñas esmaltadas de rojo fuego un clan que su padre y su abuelo habían dejado en decadencia en menos de 4 miserables años, sería más inteligente.

Trato de no lucir temerosa—¿Esperaba algo de mí, Mariano?

—Ay querida, de la princesa de la mafia Ada Stallone esperaba todo, no sé si espere algo de Ada de Sciorllina, la futura Koroleva.

Siento escalofríos, Mariano termina su puro en poco tiempo, se reviso los bolsillos del saco y extrajo una caja, de la cuál sacó otro tabaco, guardó la caja y está vez de su bolsillo apareció un mechero de metal con un grabado en forma de elefante, lo enciende.

CAÍN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora