04 || Chicos bonitos

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La mañana tiene un apacible ambiente, el frío se encuentra en armonía con los rayos de sol que iluminan las superficies creando el efecto de polvo de oro cayendo del cielo.

Taehyung camina despreocupado con la idea de tener un agradable desayuno en una cafetería local. Ha pasado más de una semana del incidente, y cuatro días de su última comunicación con el rarito del bar.
Sus marcas han desaparecido hasta ser sólo pequeñas motas de un color amarillo apenas perceptible.

Está por cruzar un callejón cuando de pronto un fuerza inexplicable le hala hacia su interior por el costado, estrellándole en la pared y tapando su boca. El contacto visual basta para que Taehyung capte la amenaza de que si grita le irá muy mal.

Jungkook aparta la mano y rápidamente se limpia debido a que se le ha pegado el bálsamo labial del modelo.

—¡Aish! Me asustaste —comenta Taehyung—. Por un momento pensé que se trataba de un delincuente. Que alivio que seas tú y no un pervertido que amarra chicos en la cama para...

—¡Por qué habla tanto! —se queja Jungkook en voz baja, malhumorado—. ¿Te crees comediante? Que bien que eres modelo porque de lo contrario morirías de hambre.

—¿Así que admites que soy buen modelo? —señala encarnando una ceja y cruzándose de brazos.

Jungkook lo ignora.
—No perdamos tiempo, vamos a visitar a un amigo.

Ambos chicos se dirigen al otro lado del callejón hacia un aparcamiento. El auto rojo reluce y llama bastante la atención.

—¿Te quedaste con el auto de Jaewook? —cuestiona—. ¿Lo robaste?

—Digamos que es un préstamo. Él estaba haciendo cosas discutibles y no tuvo de otra que despedirse de su auto por un tiempo indefinido.

El contrario le ve sin entender, mas si Jaewook está sano y salvo, lo material sobra.

Entran en el auto. El recuerdo de haber sido apuntado con una arma y golpeado con esta misma es suficiente para que Taehyung se sienta nervioso al lado de Jungkook nuevamente. Siendo un enemigo de su padre, ¿por qué debería confiar en que cumplirá con su palabra? Mira discretamente todos los rincones posibles donde pudo haber escondido la pistola. El auto gira en una esquina y los rayos de luz que se cuelan dejan ver algo brillante durante unos segundos,  justo por debajo de la pierna de Jungkook. Si se la arrebata, podría al menos librarse de un mal.

—El camino es un poco aburrido, ¿no? —comenta. Su mano traviesa se mueve en dirección de la radio y la enciende.

—Nos dirigimos a Daegu —informa Jungkook, quien apaga la música de inmediato—. No escucharé K-pop en un camino tan largo.

—Entonces escuchemos otra cosa —dice, volviendo a levantar la mano. Con rapidez Jungkook le detiene, tomándola entre la suya.

Ambos hacen contacto visual y por consiguiente se sueltan haciendo como si aquel tacto nunca sucedió.

Taehyung muerde sus labios por las ansias. Su mirada viaja hacia ese punto donde se encuentra el arma. Intenta entablar una conversación con su compañero para que no se entere de sus planes.

—Ese chico que estaba contigo en la fiesta... ¿Jimin es su nombre?

Jungkook frunce el entrecejo.

—¿Le conoces? Aguarda, ¿cómo sabes con quién estaba en la fiesta?

La mano de Taehyung viaja lentamente mientras finge centrar su atención en el camino.

—Tienes un estilo peculiar, llamas la atención.

Jungkook sólo puede recordar los cientos de chicos con vestimentas peculiares y no cree ser parte de ellos o encajar con ese sustantivo. Él es simple. Está bien, tiene tatuajes, piercings y un cuerpo definido. Mas eso no es excusa para atraer a un chico aparentemente heterosexual.

"Debe ser gay de closet" piensa Jungkook.

Taehyung está apunto de tocar el arma, mas un movimiento por una curva hace que su mano se desvíe y accidentalmente toque el muslo de Jungkook. Se vuelve de piedra con el temor de haber sido atrapado.

—Lo suponía —dice Jungkook. Taehyung le ve sin entender—. ¡Deja de tocarme!

Inmediatamente el modelo aparta la mano, avergonzado.

La tensión en el auto es palpable. Ninguno de los dos vuelve a hablar en el camino durante las dos horas restantes.

Una vez el auto se detiene en lo que parece ser un desvaratado taller de motocicletas, bajan de ahí. Taehyung sigue los pasos de Jungkook.
El local parece estar cerrado, mas eso no es impedimento para que Jungkook toque el portón de metal. En el interior se puede escuchar perros furiosos ladrar.

—Mira, esta es una misión para ti —explica Jungkook—. El sujeto de acá es un tipo peligroso... También creo que me odia.

—Dijiste que era tu amigo.

—¿Dije eso? Da igual. Él es en verdad terrorífico, si piensas que yo soy malo, él es el doble, quizás el triple. Pero tiene una debilidad: las cosas bonitas.

—¿Cosas bonitas?

Jungkook le toma por el hombro y lo acerca para susurrarle:
—Los chicos bonitos.

—¿Bromeas? No lo haré —se niega Taehyung.

—Ni siquiera te he dicho que debes hacer.

—Dije que no.

—Harás lo que te diga —amenaza.

Pasos del otro lado hacen que los chicos acallen su discusión. Taehyung está nervioso, se imagina a un enorme sujeto con cicatrices, tatuajes cubriendo su cara, collares de púas adornando su cuello y muñecas.
El portón se abre.

Jungkook sonríe y abriendo sus brazos exclama:

—¡Min Yoongi!












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Debido a que tengo mucho tiempo libre estaré actualizando constantemente. Quizás uno o dos capítulos por día o cada dos días.

Espero les esté gustando.
La historia no es cien por ciento seria, como ven, pero sí tendrá sus cosas turbias. Están avisados.

Gracias por el apoyo. Leer sus comentarios me hacen querer seguir escribiendo más y más.

🤍

Pd: Me pueden informar de cualquier error, se los agradecería mucho.

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