A pesar de que es relativamente tarde, a Jungkook no se le escapa la notable emoción del rostro. Taehyung se muestra sorprendido, y un tanto reacio a seguirle los pasos hacia el interior de lo que parece una entrada de un local tradicional de Corea. Al ver que el modelo se ha quedado un poco atrás, le toma de la muñeca con delicadeza y lo anima a entrar.
―A estas horas de la noche ―musita Taehyung―. ¿Por qué vendríamos a un sauna?
―Pareces un niño perdido ―comenta Jungkook. “Me pregunto si tu infancia habrá sido tan mala como la mía”. Estaba seguro de que lo descubriría―. No es un sauna ―explica―, son aguas termales, y no es necesario entrar en ellas tampoco.
―¿Entonces?
Jungkook se dirige hacia la pequeña y cómoda recepción donde se encuentra un anciano de apariencia taciturna.
―Buenas noches, señor Jeon ―dice con amabilidad―. Por favor escriba su talla y la de su acompañante en este papel, luego coloque su firma. Si leyó el protocolo previamente enviado a su dirección de correo electrónico no hace falta decir más.
Jungkook realiza las acciones pedidas. Una vez le entrega la hoja al hombre, este les indica que pasen a los vestidores y se aleja.
―¿Talla? ―cuestiona Taehyung, extrañado.
Jungkook ríe.
―¿Por qué te ves tan asustado? Hace unas horas querías clavarme una daga en un sucio juego de 'caza al vampiro'. Relájate, se supone que a eso venimos.Ambos entran a un amplio vestíbulo lleno de casilleros. Taehyung nota que el suelo de este es casi como un espejo, por lo deduce que no se trata de un lugar sencillo. También hay un hombre ahí, vestido cómodamente con lo que parece ser un uniforme, que les indica su número de casillero les da una tarjeta y sale de la habitación.
El anciano regresa con tumultos de prendas de color blanco perfectamente doblados. Con una sonrisa deja las prendas en una banca al lado de ellos, luego desaparece por la puerta.
―¿Se supone que debemos vestir eso? ―inquiere Taehyung. La sola idea de tener que desnudarse delante de Jungkook hace que se le erice la piel. Los recuerdos se arraigan en su memoria.
―Eres tan bueno suponiendo ―se burla Jungkook, dándole un juguetón pellizco en el abdomen―. ¿O no estarás nervioso por desvestirte delante de mí?
―He hecho esto tantas veces, y delante de personas que ni siquiera conozco... ―Taehyung recuerda las palabras previamente dichas por su compañero; un poco de sinceridad no caería mal―, pero me siento extraño cuando se trata de ti.
―¿Quieres que lo haga por ti?
El pedir consentimiento hace que Taehyung se sonroje levemente y le haga preguntarse por qué el cambio en la actitud del menor, si hace semanas le estaba arrancando la camisa a tirones e intentando besuquearlo con tal hambre que le dejó marcas dolorosas en el cuello.
―Estás de buen humor ―admira el modelo―. ¿Alguna razón en particular?
―¿Tiene que haber una razón específica para estar de buen humor? Bien ―acepta―. Estoy contigo, y eso es suficiente para sonreír de vez en cuando.
Taehyung sonríe, una linda y honesta sonrisa. Para sus adentros, Jungkook cree haber ganado, y aunque sabe que Bangchan no puede escuchar sus pensamientos, piensa: «Ahí está, él ha sonreído para mí.»
―Está bien ―dice Taehyung, un poco más relajado―. Vamos a cambiarlos. ¿Hay un límite de tiempo por estar aquí?
―No ―niega Jungkook, quitándose la camisa, dejando a la vista su definido cuerpo escultural que hace que Taehyung entre en una especie de trance―. He pagado por la noche entera, seremos sólo tú y yo, conversando.
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Become a gun ➴ 𝐤𝐨𝐨𝐤𝐯
Hayran KurguEl hijo de un peligroso mafioso es visto y grabado en un bar gay, bailando borracho y seductoramente en el pole dance. Uno de los presentes, Jeon Jungkook, casualmente el enemigo número uno del mafioso presencia el acto. Jungkook no duda en aprovech...