El hijo de un peligroso mafioso es visto y grabado en un bar gay, bailando borracho y seductoramente en el pole dance.
Uno de los presentes, Jeon Jungkook, casualmente el enemigo número uno del mafioso presencia el acto. Jungkook no duda en aprovech...
Dos años atrás, Busan estaba siendo objetivo de robos a gran escala en las gasolineras que la mafia de los Kwan había tomado. Un grupo armado custodiaba los barriles y camiones que estaban siendo llenados. En aquella redada, Jungkook había sido contratado para vigilar que no se cometiera fraude. Su determinación para cumplir con su trabajo de manera impecable fue frustrada cuando el camión que conducía fue interceptado por un civil. La situación fue bastante extraña y a día de hoy no se logra explicar como un único individuo hizo que desviara su camino, chocara el camión y la cabina se llenara de un gas que lo dejó paralizado.
Su mala suerte fue tanta que Jeon Jungkook fue el único en entregar el camión vacío, destruido, encima drogado, sin paga y llevarse una fuerte paliza. Desde su punto de vista lo trataron bien, si otro hubiese cometido tal fallo probablemente no lo dejarían vivir.
Al final, los Kwan fueron burlados por el sujeto, quien sin temor a nada dio nombre y apellido; Min Yoongi lo hizo.
Las estrategias y su forma de operar le han puesto en alto y, siendo considerado un hombre temible con quien no te puedes meter. Mas Jungkook tuvo otro encuentro con él en el cual descubrió su punto débil.
¿Y qué hacía en Daegu visitando a ese hombre? Ansiaba recuperar unos cuantos galones de gasolina que tenía por seguro aún almacenaba en la bodega de su taller. Esto, siendo una pieza clave para el plan de derrota a Kim Cheol.
Los chicos entran sin más dilación. El interior del taller parece algo abandonado, con piezas desperdigadas por el suelo. Min Yoongi, les conduce hacia un patio donde les invita a tomar asiento. El "chico doble-triple peligroso" parece un joven común, no es muy hablador y se mantiene distante y serio.
Desaparece tras una puerta de bambú, dejando solos a Jungkook y Taehyung quienes toman asiento en un viejo banco de madera.
—¿Qué hago? —murmura Taehyung.
—Por el momento parece que está tranquilo, espera que saque el armamento.
—¿Armamento?
Jungkook observa a su alrededor.
—Tenemos que quedarnos aquí hoy —aclara. Taehyung parece incrédulo por lo que Jungkook explica—: se me acabó la gasolina.
—Yo traje dinero —comenta. Mas se lleva una sorpresa al sentir los bolsillos de su pantalón vacíos-. ¡¿Tomaste mi dinero?!
—¿Bromeas? Puedo ser muchas cosas, pero un ladrón jamás —repone Jungkook fastidiado—. Yoongi tiene galones de gasolina en un depósito tras unos dormitorios. Si lo distraes en la noche podríamos tomarlos e irnos.
—Eso es robar.
—No, porque él me los robó a mí primero. De todas formas, no es esa la razón por la que estamos aquí.
Yoongi aparece con un gran maletín el cual coloca en una mesa frente a ellos.
—Este es un MK 12 -dice, abriéndolo para dejar ver su interior. Se trata de un rifle con varios accesorios, bastante moderno y sofisticado—. Tiene un alcance de quinientos cincuenta metros. Su cargador consta de treinta balas. No daré más detalles, si quieras saber si es letal, sí, lo es. ¿Mata? Sí, mata.
Para Taehyung, quien ha visto de casi todo tipo de armas (con las cuales nunca ha ansiado relacionarse) le parece inverosímil que un sujeto aparentemente debilucho tenga armamento de guerra, sobretodo extranjero. No obstante, el bajo mundo opera de maneras injustas y cuestionables.
¿Acaso Jungkook planea asesinar a su padre con eso?
Jungkook se incorpora para apreciar más de cerca el arma, por supuesto, no está cargada. Revisa sus funciones, se coloca en posición colocando la mira en su ojo. La imagen hace estragos en Taehyung, se siente fastidiado, ¿cómo alguien puede verse así de bien apuntando con un arma? Y es que no lo admite, pero Jungkook desprende vibras sensuales que a cualquiera, hombre o mujer, dejarían sin respiración.
―La probaré ―avisa Jeon. Un ligero cabeceo dirigido hacia Taehyung le hace saber que ha llegado su momento de actuar.
Mientras sale del sitio con el arma y un cartucho de balas a lo que parece ser un campo de tiro, el modelo entra en acción.
Se supone que ha Yoongi le gustan los chicos "bonitos", ¿qué hay de los chicos sensuales?
Sus dedos desabrochan los botones superiores de su camisa, desarregla un poco su cabello y aclara su garganta, atrayendo la atención de Yoongi. Nota que la expresión de este no cambia ni un poco, así que se levanta y camina a paso lento a su alrededor, como un cazador ante su presa. Kim Taehyung, el modelo del año es reconocido por su imagen varonil y un aura de autoridad, cosa que se le ha hecho difícil sacar a relucir con Jungkook.
Suspira, colocándose al lado de Yoongi. ―Nos hemos quedado con el tanque vacío camino aquí ―comenta―. Estaría bien saber de una gasolinera cerca pero tal parece que debí dejar mi billetera en el apartamento.
―No te daré gasolina gratis ―repone Yoongi.
―Oh, no, ¿en qué posición me vería yo pidiendo tal cosa?
―¿Por qué habla de manera extraña? ―se pregunta Yoongi en voz baja.
―Le escribí a un amigo que vive a las afueras de la ciudad, dice que me traerá algo de dinero, pero hoy no puede. Dice que este lugar es peligroso por las noches. Estaba pensando en que tal vez tienes un corazón hospitalario ―murmura, tocando levemente el hombro de Yoongi―. ¿Podríamos quedarnos esta noche?
Yoongi entrecierra los ojos.
―Yo te conozco. Eres modelo, ¿no es así? Lo extraño es, qué hace un modelo con un sujeto como Jungkook.
Taehyung echa su cabello hacia atrás. Por fuera se le ve tranquilo, mas por dentro siente estar sudando como cerdo. No tiene idea qué responder.
Para su suerte, Jungkook regresa.
―Yoongi, ¿sientes curiosidad por Taehyung? Estoy haciendo unos trabajos para él. Es confidencial, no perturbes a mi cliente. Compraré el arma. ¿Qué tal si bebemos algo? Nuestro viaje se ha atrasado.
Yoongi esboza una sonrisa. Se cruza de brazos y camina a paso lento hasta estar cara a cara con Jungkook. ―Está bien, bebamos. Pero sólo él se quedará aquí. Tú te largas.
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