17 || "Vete"

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En la prefectura de Fukuoka, Japón, situado exactamente en Itoshima; Jeon Jungkook realiza con normalidad sus trabajos, llevando una vida ocupada y ganando dinero suficiente para planear marcharse a otro continente y dejar ese estilo de vida criminalista a un lado.

Entrega mercancía, estafa a políticos y otros mafiosos. Su reputación como un chico conflictivo y organizado, concluyendo cada trabajo con éxito, le han puesto en la cima y, la demanda por su labor es alta, obteniendo gran popularidad en el bajo mundo.

Haría un último y gran trabajo que le habían encomendado.

Los últimos detalles llegan cuando la encomienda arriba en su casa en Itoshima, un lugar bastante tradicional. Sentado sobre su propio cuerpo con las rodillas flexionadas, frente a la colosal y pesada caja, lee el papel.

Seúl, Corea del Sur.

Mansión Kim en el distrito de Gangnam.

Destinatario: Kim Cheol.

Jungkook piensa que su suerte ha flaqueado, que su ascenso ha ido en picada a pesar de que ha ganado bastante dinero, sobre todo con esta última encomienda.

Cuando abre la caja, maniobra que no debería realizar, con gran sorpresa ve que se trata de armamento pesado.

Pasa largos minutos observando a la nada sin saber qué hacer. Pudo haber burlado y huido de los Kwan porque Kim Seokjin es alguien que se aferra a recuerdos del pasado y quiere ser él quien elimine sí o sí a sus propios enemigos. En cambio los Yakuza, desconociendo a su líder, podría este mandar a alguien para asesinarlo incluso en la vía pública si la encomienda a Kim Cheol se llegara a extraviar.

Esa misma noche, parte en un bote hacia Corea del Sur.

La fresca mañana se asoma por el gran ventanal de la cocina de la mansión Kim. El escenario es tan brillante, mas Taehyung es egoísta y él no se siente de la forma en la que el día viste sus colores, así que corre las cortinas opacando el recinto.

Pensativo, de pie, apoyado sobre la mesa de la cocina. Su apetito se ha ido esos días. Ha llegado a la conclusión de que lo de Jungkook sólo fue un capricho, con ayuda de un terapeuta.

―Esta... chica, desapareció sin dejar rastro.

―¿En qué condición dejaron esta esporádica relación?

Taehyung se muestra pensativo.
―"Eso no debió pasar", "Estás confundido" ―repite, sintiendo el apretado nudo formarse en su garganta.

―Así que, ella nunca existió.

El modelo le ve sin comprender a qué se refiere.
―No entiendo.

―Dile eso a tu mente, grábatelo tan pronunciado hasta que lo sientas de esa manera. ¿Ella desapareció? No, Taehyung-ssi; ella nunca existió.

Él nunca existió.

Se miente así mismo, pero siempre hay algún rastro de evidencia que le dice que claramente no fue producto de su imaginación. Lo sabe porque de lo contrario no se sintiera como que algo faltara en su vida.

La puerta trasera se abre de pronto. Levanta la mirada, reconoce la silueta de un chico que hace estremecer su corazón. ¿Acaso los medicamentos que estaba ingiriendo para conciliar el sueño tenían ese tipo de efectos secundarios?

Jungkook está ahí, de pie, viéndole de una extraña manera, quizás como si él tampoco estuviera listo para un reencuentro.

Ambos comparten miradas, aguardando aliento, sin proferir palabras.

Jungkook suelta un suspiro, rindiéndose.
―Tae... ―musita.

El mencionado reacciona.
―Vete ―dice con determinación.

No sabe cómo ni porqué ha llegado hasta su casa, y tampoco quiere saberlo.

―Yo quiero decir algo ―admite Jungkook.

―Pregúntame si me interesa escuchar ―escupe con molestia―. Vete.

Una voz les interrumpe.
―¿Qué pasa aquí? ―Se trata Kim Cheol, quien baja las escaleras del gran salón que es visible desde la cocina.

Jungkook se congela, su respiración se vuelve pesada y aprieta los dientes. Le da una reverencia aquel hombre cuando se enfrentan y con una falsa sonrisa se dirige a él:
―Señor Kim Cheol, le estaba buscando.

Taehyung frunce el entrecejo. Se acerca a Jungkook rápidamente imaginando que este sacará un arma y le volará los sesos a su padre en su propia casa.

―Ah, ¿es así? ¿Quién te ha dejado entrar? ―Sin perder la sonrisa, el hombre saca un revólver.

―Traigo una encomienda para usted. Los Yakuza manda sus más cordiales saludos.

―¿Encomienda? ¿Y dónde está?

―Sus hombres la llevaron a un lugar seguro.

―Ah, entiendo. Vaya muchacho, tú si sabes de trabajo, no como otros ―señala con la mirada a su hijo―, que creen que caminar vistiendo ropa cara por una pasarela es un trabajo. Cualquiera puede hacer eso.

Jungkook ve la expresión amarga en el rostro de Taehyung.

―Señor Cheol ―interfiere―. Debo irme.

―Claro, claro. Espera, ¿cómo es tu nombre?

―Jeon... Jeon Jungkook ―dice extendiendo su mano para recibir el saludo. Su sonrisa está llena de malicia, cosa que Kim Cheol pasa por alto―. Espero no lo olvide.

Taehyung percibe aquella última oración como una advertencia. Su padre no ha reconocido aquel chico, mas no duda en que Jungkook le hará recordar las cosas turbias que le hizo pasar.





















Gracias por leer <3

Ya tendrán más de su Kookv, no se preocupen. Lo que pasa es que esta historia también tiene sus cabos sueltos y deben anudarse.

Crearé un perfil en Instagram para promocionar este fic y los que escribiré a futuro.

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Become a gun ➴  𝐤𝐨𝐨𝐤𝐯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora