02| ¡De rodillas!

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¡Buen día!

En los comentarios me escriben que les pareció el segundo capítulo.

Multimedia: Hate/Love - Electric Callboy



—Capítulo 2—


Me estampa contra la pared y el calor invade en mis mejillas. Huele a un producto de aseo masculino, con un aire halagüeño y con algo empalagoso remendada en su camiseta. Con el otro brazo flexiona hacia su guardarropa y saca uno de sus trapos baratijas para limpiarse, y ese mismo me lo restriega en la cara. Me despeina y abro un ojo para mirarlo y eso implica ser castigada por mi abominable hermano.

—¿Te crees tan valiente, Campbell? —Su dedo acusatorio queda atrapado entre mi ropa y la respiración me falla por momentos.

¿Por qué los nervios manan de repente? Toda una pequeña burbuja se filtra en mi interior y, nada más verlo, me hierve la sangre.

—¿Qué te pasó, acaso te comieron la lengua los ratones?

Si hay algo que no me gusta es quedarme callada y usualmente lo hago desde entonces. Pero algo fuera de lo normal sucede y su mirada me hace ver un poco más pequeña. Él, imponente y grande se inclina tomándome de los brazos.

—¡Quítate! —le exijo—. ¿Qué parte no has entendido?

—Tú te lo buscaste.

Le pego en el brazo, pero él me sostiene fuerte y me hace querer coger algo para aventarlo.

—¡E-estás... demente! —mascullo con la voz deformada.

—No tienes que decirlo en voz alta.

Me mira con una sonrisa sádica en los labios y esta vez su agarre se aprieta alrededor de mi cuello. Siento un sabor ácido, algo explosivo en mi garganta que no creo poder soportarlo.

—Esto fue obra tuya.

Recobro la voz, pero no será por mucho tiempo, mis rodillas se debilitan y mis palpitaciones se crispan con un escalofrío en la columna vertebral.

—Acabas de joderlo todo.

—Me importa un comino.

Rhys con su dedo frota las rayas de delineador negro que sellan mis párpados y lo desliza. Luego deja que mi cuerpo se mueva sobre el escritorio.

—Te ves lo suficientemente bien para comerte —Su aliento llega a mí, veloz, y debo admitir que huele exquisitamente bien. Pero, esto no puede estar pasando, nada de esto está bien. ¿Quién era aquel misterioso muchacho?

—Voy a... hacer que te arrepientas —Mi pecho se entumece.

—Y yo haré que te tragues tus palabras.

Elige el momento oportuno para asentar un gran papel de villano y poder usar la práctica textual.

Me hago una idea clara al respecto sobre él y lo enfermo que puede llegar a estar. Lo tóxico que se respira aunque huele demasiado bien. Me perturba con solo mirarme y supongo que esto es a lo que me refiero. La suerte no está de mi lado y es impulsada por el odio. Hay un fuego en sus ojos y, por alguna razón, se acerca un poco más de lo necesario. No me gusta hacia dónde va esto, me hace dudar de sus verdaderas intenciones. Sus manos empiezan a recorrer mis brazos y me destruye lentamente. Ocurre de una manera que nunca imaginé.

Por cosas de la vida, reculo e intento alejarme de él, pero me vuelve a tomar del brazo y mis piernas rehílan. Es tan deprimente y el silencio es incómodo. Da un paso más allá de la verdad y no niego que algo fue creciendo en mí. Mientras pasa el tiempo, más me desconecta de la realidad y me acostumbro a esa maliciosa risa brotando de sus labios. El lugar se llena de nuestras intensas y desafiantes miradas.

Rhys Mitchell: El sabor del pecado [ I ] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora