Rhys Mitchell: El sabor del pecado [ I ] +21 ✅

05| Los demonios regresan

—Capítulo 5—

Estoy tan furiosa que mi alma se encoge.

¿Cómo es que se ha atrevido hacer tal cosa?

No sabe con quién se está metiendo.

El maníaco de mi hermano suelta una risa y es una macabra que el de un payaso asesino. Estoy a solo un paso de abofetearlo. Pero también corro el riesgo de ponerme en aprietos. De repente, Claire y Summer vienen a ver qué está pasando. Todo es obra suya. Hace que lo lamente y no puedo dejar que me aterre de forma que nunca antes lo han hecho.

—¿Qu-ué pasó aquí?

Claire se queda mirando la salsa roja que hay en mi ropa al igual que Summer, aunque ella lo toma con mucho sarcasmo.

—¿A qué juegan?

—¡Ey, no es un juego! ¿Qué no te das cuenta lo que acaba de hacer? —gruño cansada de explicar.

—¿No crees que sería bueno que empezaran de cero y así se dejen de tonterías? —Aun así, Caire hace lo posible para que nos llevemos bien.

—Está claro que Blake es la que desea no verme aquí, pero, hay algo que no me explico —Da pasos cortos y se pone en medio de las dos.

—¿Cuál?

La incertidumbre dibuja sus rostros.

—¡¿Quién le anda diciendo que se ponga a husmear mi camiseta?! —me mira con diversión y mi cara está roja de la vergüenza.

Con que él siempre estuvo allí observándome y, en este instante, hace que me vea como una enferma acosadora con pensamientos obscenos e impúdicos.

—Eso es mentira —Lo niego.

—¿Ah, no? —Me mira con picardía, buscando algo en la galería de su celular, que a los pocos segundos sospecho de qué se trata—. ¿Y qué son estas...?

—No le crean, está mintiendo —le corto, y creo que no es necesario decir que me siento asquerosa.

—¿Qué se traen los dos?

Claire y Summer se miran la una a la otra y sé lo que están pensando.

Poco después, Rhys aparece a mi lado y me coloca un brazo por encima del hombro. Entro en frío y noto que le baja intensidad a su voz. Siento ese cosquilleo en la concha de mi oreja cuando suelta una boba risa.

—¡Ya estás advertida, hermanita! Vas a tener que hacer lo que yo te diga si no quieres que les muestre a todos lo desenfrenada que eres.

—¡¡Maldito chantajista!! —contesto rápido con una expresión fría que hace que todos mis músculos se tensen bajo su brazo.

Rhys aprovecha el pánico que se tiñe en mi rostro y sabe a lo que está jugando. ¡Ay de mí! ¡Maniática forma de imposición con esas imágenes! El susodicho me ha tendido una trampa y yo he caído como tonta.

—Mejor has lo que te conviene.

Sus labios se curvan.

El sádico de mi hermano me hiere y me aplasta con su compulsión. No sé qué demonios se supone que debo hacer, no es que alguna vez lo haya deliberado, y este es el lado que apenas conozco. Cuando se marcha, el sonrojo en mis mejillas no desaparecen y las pequeñas explosiones se desatan en mi interior. Lo maldigo desde el fondo de mi corazón y, aun así, siento un pinchazo en las costillas.

—¿Qué fue eso? —Claire pregunta a mi lado en busca de respuesta.

—Nada.

—¿Segura?