15| Sagrado seas tú, mi misericordia

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 ¿Listos para engancharse con nuestro querido Rhys Mitchell? 

Multimedia: Lover - Noah Gundersen


—Capítulo 15—


Mis amigas creen que al decirlo tengo algo en contra de los chicos exhibicionistas como Angus que para saliendo con medio mundo, literalmente. Acto seguido, retiro lo dicho y prefiero llevar la fiesta en paz. Por alguna razón, me despido y salgo de la reunión a los pocos minutos.

A la mañana siguiente aprovecho al máximo el tiempo que me queda; aunque debo admitir que no tengo ganas de ir a clases. Y, sin esperármelo, me dirijo a la cocina y Nana voltea a verme con la mirada llena de sorpresa.

—Nana ¿qué haces tan temprano?

—Hago lo que pueda para terminar lo antes pronto, querida —responde.

—Trabajas mucho —digo—. Déjame ayudarte.

—No es necesario, querida. He servido a la familia desde entonces.

—Lo sé y has sido lo mejor que nos pudo haber pasado.

—No es nada, es mi deber.

—Pero también eres parte de nuestra familia —digo ayudándola a fregar la mesa, mientras ella va preparando el desayuno.

—Es todo lo que he querido, tener una familia como la suya.

—Y así será.

—No sabes lo agradecida que estoy.

Y eso fue todo lo que dijo.

Una vez lista, salgo hacia afuera y miro como un hombre de espalda ancha está sentado en el sofá. Paso por su lado sin que me vea pero parece ya haberlo notado. Creo que todo este tiempo lo supo. Ya es muy tarde para arreglarlo. La manera en la que me mira y vocaliza las palabras. Incluso cuando eso parece nunca acabar. Es como si se volviera a repetir en mi cabeza. Sea lo que sea me cuesta mucho respirar. Todo pasa de inmediato y su modo habitual me ofende un poco.

—¿Tienes prisa?

Me detengo y volteo a verlo. Lachlan deja caer el libro de las aventuras de Sherlock Holmes sobre la mesita y la esquina de su boca tira una media sonrisa.

—No, solo saldré a correr —contesto pasando mi cabello con los dedos.

—¿Qué no tienes clase a esta hora?

—Me toca después del mediodía —miento.

La verdad es que no pienso ir y ver la cara de Rhys deteniéndose en la mía. No me he sentido bien y resulta que prefiero evitarlo de algún modo. Creo que debería arrancarlo de mi mente y de mi... ¡no inventes! No debería seguir pensando en él. Nunca debió haberme besado y yo nunca debí haberle correspondido. ¡Esto está del asco! ¡Es nauseabundo! ¡Inapropiado! Tal vez tenga miedo en contárselo a alguien más.

—No vayas a faltar.

—Seguro.

—Sé una de las mejores y obtendrás algo bueno.

Tal vez se debe a que las cosas se dieron como él no las esperaba. No quería que nada se interpusiera.

—Lo tendré en cuenta —resoplo.

—Tienes un camino por delante.

—Lo sé.

—No importa que tanto duela, solo no pierdas esa sonrisa que traes puesta.

Rhys Mitchell: El sabor del pecado [ I ] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora